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DEDALERAS: brújulas del sol

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Las dedaleras, flores cuya forma recuerda a un dedal, pertenecen al género Digitalis. Un elemento característico de estas especies es su tallo floral, abundante, vistoso…y con todas sus flores orientadas en una misma dirección (tallo floral unilateral).

Dedalera amarilla (Digitalis lutea). Pirineo aragonés

Tan peculiar alineación floral es un rasgo influido por el ambiente en que se desarrolla la planta, y más concretamente por la luminosidad. Esto se deduce al constatar que las flores de dedalera suelen orientarse en el sentido opuesto a la pendiente o a la roca sobre la que crecen, o a los árboles que puedan hacerles sombra. Tanto es así que funcionan como auténticas brújulas de la luz del sol.

Dedaleras en flor (Digitalis purpurea). Sierra de Guadarrama

De modo innato las dedaleras poseen una predisposición genética a orientar cada flor en la dirección más soleada. Este comportamiento -fototropismo positivo- se observa si comparamos tallos florales incipientes con otros completamente desarrollados: aunque los capullos se disponen inicialmente en todas direcciones, a medida que se desarrolla el tallo floral cada flor busca la misma orientación que las demás. Tanto es así que el rabillo de algunas llega a girar hasta 180º


Detalle del giro de las flores en el tallo de una dedalera amarilla (Digitalis lutea). 
Pirineo aragonés

VENTAJA DE TODO ESTO

Las dedaleras son plantas que crecen en terrenos rocosos, en laderas o en taludes, ambientes donde el sol no se reparte por igual. Gracias al fototropismo positivo de sus flores todas reciben la misma cantidad e intensidad de luz: la máxima en su ambiente, algo determinante para el correcto desarrollo floral…y la posterior formación de semillas.


Digitalis thapsi, un endemismo ibérico, con flores orientadas contra su roca y ladera. 
Sierra de Guadarrama


VENTAJA AÑADIDA y no menos importante

Esta floración alineada es percibida por algunos insectos como una oferta muy atractiva, tanto por su notorio efecto de bandera cromática y bien iluminada como por la economía de movimientos que implica cuando vuelan de flor en flor, pues todas quedan “muy a mano” en la misma planta.


Dedaleras (D. purpurea y D. lutea) con flores orientadas contra su ladera 
y visita de un abejorro. Pirineo aragonés



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OBRAS PÚBLICAS de HORMIGAS: caminos

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En herbazales secos, recortados por ganado o por humanos, suelen quedar al descubierto unos trazos estrechos aunque bien definidos y carentes de vegetación: son las vías de comunicación de las hormigas.

Observando estos caminos reparamos en que no se trata de simples líneas rectas, también hay curvas, cruces y hasta bifurcaciones que componen formas dendroides(características del ramaje de los árboles) delatoras de una minuciosa y eficiente prospección. Incluso se intuyen tramos abandonados que indican la constante adecuación y reestructuración de estas vías a los requerimientos de locomoción y transporte de las hormigas.

Bifurcación de camino de hormigas en hierba seca.



Cruces de caminos de hormigas en hierba seca.


Forma dendroide de camino de hormigas en hierba seca.

La obra de estos seres expresa una notoria capacidad para coordinar la gestión de los recursos en su entorno. No es asunto cualquiera definir el trazado de un camino, menos aún si la ruta circula bajo un intrincado herbazal, casi un paisaje selvático. En esas circunstancias las hormigas han de comunicarse para transmitir información precisa de hacia dónde avanzar, ello es posible mediante las feromonas, compuestos químicos olorosos que marcan el itinerario. Así, cuando una hormiga halla una interesante fuente de alimento regresa al hormiguero dejando un rastro de feromonas que otras hormigas seguirán haciendo exactamente el mismo recorrido. El paso de infinidad de hormigas afianza el camino y, de paso, se las arreglan para evitar que germine en él ninguna planta que entorpezca su avance.


Camino de hormigas en hierba seca de un solar urbano.

Más información sobre hormigas: 
Asociación Ibérica de Mirmecología


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GALERÍA DE LA NATURALEZA: arte en los álamos

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ARTE en los ÁLAMOS

La piel de los jóvenes álamos
es lienzo blanco
con cicatrices
matizadas por líquenes.

Donde hubo ramitas
veo volcanes
y ojos cubistas
de trazo admirable.

La piel de los jóvenes álamos
es lienzo de todas las ramas
del arte.

Ojo-volcán sobre corteza de álamo blanco (Populus alba)


Ojos cubistas sobre corteza de álamo blanco (Populus alba)

Volcanes sobre corteza de álamo blanco (Populus alba)



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ENIGMAS RURALES: el tejado segoviano

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Un enigma rural que puede intrigar a viajeros de la meseta ibérica es hallar un peculiar tipo de tejado: aparentemente incompleto, diríase que paupérrimo…

Tejado segoviano, o de teja a canal. Fuentidueña (Segovia)


Tejados con cubierta de teja árabe, a canal y cobija. Tossa de Mar (Gerona)

Frente a la habitual cubierta de teja árabe, donde una capa superior de tejas (llamada cobija) cubre otra inferior (llamada canal)…Aquí sólo aparecen canales formados por hileras de tejas vueltas hacia arriba. No obstante, tales tejas no son exactamente la teja árabe tradicional sino una variante más abierta -menos curva- que aquella. Su forma (lomo) fue diseñada para acomodarse sobre un lecho de barro arcilloso (torta) que sella las juntas al secarse.

Tejado segoviano, o de teja a canal. Pesquera de Duero (Valladolid)

Dispuestas en hilera, las tejas descienden haciendo escalón mientras sus bordes encajan lateralmente con las hileras vecinas. Así, apenas penetra agua y la humedad es absorbida por la capa terrosa subyacente.

Tejado segoviano, o de teja a canal. Pesquera de Duero (Valladolid)

En realidad se trata de un recurso tradicional que economizó en tejas y trabajo, y se adaptó de modo eficiente a un clima con sol, lluvias, heladas y nevadas siendo sus canales una buena solución para deslizar fuera la nieve.

Tejado segoviano, o de teja a canal. Pedraza (Segovia)

Este tipo de cubierta recibe distintos nombres: teja a canal, a torta y lomo, o tejado a la segoviana por ser en la provincia de Segovia donde más abunda, aunque el sistema perdura más localmente en viejas construcciones rurales de otras provincias mesetarias: Ávila, Valladolid, Burgos, Soria y Palencia.


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VENECIA: agua, urbe y cielo

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Perfil de una isla de la laguna de Venecia con su vegetación.

Una llanura colmada de agua salada, fango y pantanos difícilmente se considera apta para humanos…y menos como emplazamiento para una ciudad. Que esa ciudad, además, fuese una de las urbes más pujantes y esplendorosas del mundo occidental resulta todavía más increíble. Sin embargo, eso sucedió en Venecia ¿cómo?



AGUA: laguna, islas, canales

La ciudad de Venecia y poblaciones de islas cercanas deben su especial conformación al hecho de situarse en el interior de una gran laguna costera, que se generó hace 6.000-7.000 años, al término de la última gran glaciación (llamada Würm). Entonces el nivel del mar Adriático ascendió entre 65 y 110 m y sus aguas se adentraron por las desembocaduras de diversos ríos hasta inundar una extensa llanura que se convirtió en laguna salobre.

La persistencia de las lagunas litorales requiere la interacción de elementos continentales y marinos. En la laguna de Venecia desembocan numerosos ríos alpinos transportando sedimentos…y hay corrientes marinas (causadas por vientos de nordeste y suroeste) que remueven esos sedimentos. La concurrencia de esos agentes favorece la formación de barras litorales: bancos de arena que cierran la comunicación de la laguna con el mar Adriático, excepto en tres tramos.



Poste de embarcadero y algas en un canal de Murano. Venecia (Italia)

Dentro de la laguna veneciana, la superficie totalmente inundada es reducida (11%) y de poca profundidad. Su biodiversidad se vio alterada según crecían en ella los asentamientos humanos…especialmente con el esplendor histórico de su ciudad y el posterior auge turístico. Algunas especies se resintieron, mientras se instalaron en ella otras de lejana procedencia. Indicios de todo ello observa el viajero en las algas que flotan sobre las aguas venecianas o en los restos de otras plantas (fanerógamas marinas) procedentes de praderas sumergidas y que se acumulan en los escalones para desembarcar, también al descubrir lapas y ostras (incluida la ostra japonesaCrassostrea gigas) adheridas a los muros que flanquean los canales de la ciudad.



Pared de ladrillo con moluscos adosados en un canal. Venecia (Italia)

URBE: árboles (invisibles), luz y sonido

Inicialmente la laguna contó con unas 130 islas y, aunque hubo alguna presencia humana, no fue hasta el siglo V cuando recibió un importante número de pobladores. Eran gentes de la costa que huían de las invasiones bárbaras. En aquella laguna inhóspita hallaron un aceptable aislamiento, pues algunas islas contenían agua dulce en el subsuelo.

Brocal de un pozo de agua dulce en Torcello, una de las primeras islas vénetas 
pobladas durante el s V. Venecia (Italia)

Durante un tiempo la población veneciana explotó la sal de la laguna y mantuvo fidelidad al Imperio Romano de Oriente. La capital de aquel imperio, Constantinopla, les otorgó privilegios por su excelente ubicación entre los mercados del oriente y occidente mediterráneos. Eso favoreció la dedicación de los venecianos a la navegación y al comercio generando -por varios siglos- riqueza e independencia para Venecia como ciudad-estado. También contribuyó la laguna veneciana, cuyo complicado acceso por mar libró a la población de frecuentes ataques e incursiones garantizando su paz y prosperidad, tanto que a finales del siglo XVIII Venecia era una de las ciudades más pobladas de Europa: con 180.000 habitantes…¿viviendo sobre fango?

El Gran Canal con góndolas, desde el Puente Rialto. Venecia (Italia)

Para asentar una ciudad como Venecia sobre 118 minúsculas islas fangosas hubo que drenar terreno, construir diques para 177 canales, ocultar superficialmente algunos de esos canales (bajo plazas llamadas piscina), abrir pozos para abastecerse de agua dulce y tender 400 puentes

Piscina (canal cubierto) de Frezzaria. Venecia (Italia)


Brocal de un pozo de agua dulce en un campo -o plaza- de Venecia (Italia)

Puente Rialto sobre el Gran Canal. Venecia (Italia)

Pero, sobre todo: hubo que poner cimientos en un sustrato inestable, húmedo y salino. La solución adoptada desde el siglo IX fue introducir troncos de árboles muy resistentes a esas condiciones: roble, aliso, alerce. Esos pilotes de madera (de 2 a 4 m de largo) profundizan hasta una capa de arcilla consistente, clavados en círculos concéntricos o en espiral para sujetar plataformas de vigas que asientan los edificios. Sólo bajo la iglesia de Santa Maria della Salute hay más de un millón de pilotes de madera. Todo Venecia se erigió sobre fango y troncos de árbol, algunos fueron colocados hace 1.000 años y aún sirven.

Postes en el Gran Canal e iglesia de Santa Maria della Salute, construida sobre más de 
un millón de pilotes de madera. Venecia (Italia)

Hay más árboles en Venecia flotando en forma de góndola, embarcación armada con madera de tilo, alerce, roble, abeto, cerezo, nogal, olmo y caoba. Su diseño, hermosamente estilizado, es muy práctico para surcar las aguas con ligereza bastando únicamente un remero y un solo remo. El remo -de haya- se apoya en una pieza extremadamente sofisticada: la fórcola, de nogal y con diversos puntos de apoyo que facilitan al remero hasta ocho diferentes maniobras con su góndola.



Góndola en el Gran Canal. Venecia (Italia)


Detalle de fórcola de góndola. Venecia (Italia)

Remo apoyado en la fórcola de una góndola. Venecia (Italia)

Quedan aún más árboles en Venecia, clavados al fondo asoman sobre el agua como postes en los muelles de las góndolas, y como pilotes que balizan las rutas náuticas por la gran laguna.



Postes de madera en embarcadero del Gran Canal. Venecia (Italia)

El agua, omnipresente en Venecia, conforma un paisaje urbano singular: muy luminoso por el reflejo de la luz en su superficie (efecto albedo) e incomparablemente sosegado por amortiguar los sonidos…y hacer imposible el tráfico rodado.

Vista del Gran Canal desde el puente de La Academia. Venecia (Italia)

El Gran Canal, Campanile de San Marco y Palacio Ducal. Venecia (Italia)

CIELO: vistas y humo

La ubicación veneciana es litoral y horizontal, apenas sobresalen relieves naturales en la gran laguna, lo cual concede al cielo un considerable peso escénico.

En otras épocas esa estructura del paisaje supuso un inconveniente para los pobladores humanos al comportar ausencia de visión y, por ende, falta de control sobre los alrededores de la laguna, la mar abierta… e incursiones indeseables. Así que, a falta de relieve natural, los pobladores erigieron su propio hito de altura: el campanile. Un campanile veneciano es un tipo de campanario separado del templo y elevado hasta donde sea posible debiendo ser ligero por asentarse sobre suelos inestables (hay más de un campanile sospechosamente inclinado).


Campanile inclinado de la iglesia de San Martino. Burano. Venecia (Italia)

El más alto y famoso campanile veneciano -el de San Marco- mide 98,6 metros, se instaló a comienzos del siglo X como faro y campanario, tuvo frecuentes reparaciones principalmente por daños debidos a los rayos, y se derrumbó por entero en 1902 siendo fielmente reconstruido.


Campanile de San Marco. Venecia (Italia)

El paisaje urbano de Venecia incorpora otros elementos aéreos más domésticos: sus chimeneas y altanas.

Las chimeneas venecianas se coronan con sorprendentes remates en forma de campana invertida, de dado, de tridente…adosados al final del tiro y cubiertos por un tejadito, en su interior varios agujeros laterales evacúan los humos de la chimenea hacia una pantalla externa que a su vez deja hueco para liberarlos por encima y debajo. El sistema previene la salida de grandes chispas (causa de incendios urbanos en la antigüedad), reduce el enfriamiento del tiro de la chimenea (lo que facilita su encendido), minimiza la pérdida de calor del hogar y mejora la circulación del humo, especialmente en días muy húmedos o de escaso viento.


Chimenea veneciana. Venecia (Italia)

Las altanas son terrazas de madera adosadas a los tejados, muy útiles como tendederos, miradores y solariums. Una antigua e ingeniosa solución para ganar terreno en altura, sin apenas sumar peso al edificio ni renunciar a la impermeabilidad de su cubierta de teja, puesto que la precipitación media anualde Venecia es de 830 mm…frente a los 612 mm de Barcelona o los 450 mm de Madrid.

Detalle de una altana o terraza sobre tejado. Burano. Venecia (Italia)

Venecia y su laguna son una excelente muestra de adaptación humana a un entorno natural complejo, mediante recursos tan bellos como eficientes, hasta generar un paisaje cultural excepcional. Por ello, Unesco los declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987

El Gran Canal con embarcaderos desde el Puente Rialto. Venecia (Italia)



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MIRADORES de ESPACIOS NATURALES ¿Integración o desintegración del paisaje?

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Un mirador es una ubicación que permite contemplar el paisaje de modo amplio, panorámico. Generalmente en emplazamientos elevados del territorio, por ello los miradores naturales siempre fueron cumbres, collados y bordes prominentes: acantilados, paredones, páramos, laderas, taludes…

Mirador natural: ladera frente al macizo de Maladeta. Pirineo aragonés

La principal cualidad de un mirador es la facilidad con que nos muestra el paisaje, integrándonos en él como observadores. A este respecto conviene recordar que paisaje es tanto lo que observamos desde el mirador como el propio mirador. Por ello, los miradores situados en espacios naturales -o en recintos históricos- han de ser congruentes con su ambiente y función: deben servir exclusivamente a la contemplación del paisaje.


Mirador de la Senda de los Cazadores, 
asentado en los paredones de la izquierda, casi imperceptible. 
Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. Pirineo aragonés

La misión de cualquier mirador en un enclave natural es amplificar nuestra percepción del entorno escénico, si ello requiere la inserción de una infraestructura (siempre discutible) esa obra ha de ser muy discreta: casi imperceptible. No hay modo de sumirse en un paisaje natural allá donde el mirador es una instalación artificiosa, absolutamente ajena al medio, definida por formas y materiales que le son extraños o dotada de una funcionalidad extravagante.

Mirador de la Senda de los Cazadores. Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. 
Pirineo aragonés


CARÁCTER PUNTUAL DE LOS MIRADORES

Cualquier mirador es un punto privilegiado de observación, pero simplemente un punto. Un punto centrífugo que nos proyecta hacia el entorno, nunca un punto centrípeto que intente dirigir nuestra atención hacia el propio mirador. La esencia del mirador reside en su posición estratégica, soportada frecuentemente sobre elementos destacados del relieve. Por tanto, la contemplación respetuosa del paisaje natural implica una escrupulosa integración del mirador en ese relieve, al punto de que permita percibir el territorio sin que seamos percibidos desde él. No obstante, tal punto de vista ha variado el enfoque con los siglos y las modas.


MIRANDO MIRADORES
Echemos un vistazo a una lista de miradores -en grado creciente de artificialidad- ligados a diferentes paisajes y épocas…




Mirador natural en la Hoz de Pelegrina. 
Parque Natural del Barranco del Río Dulce, Guadalajara (España)
Mirador natural en la Hoz de Pelegrina, Guadalajara
Consiste simplemente en una peña donde asomarse a la Hoz de Pelegrina, labrada entre paredones calizos por el río Dulce. Es un ejemplo de mirador natural, carente de intervención humana sobre el terreno.





Placa del Mirador de Javier. 
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, Madrid (España)
Mirador de Javier, Sierra de Guadarrama
Se trata de una roca a la que han adherido una placa metálica, marca un buen punto de observación sobre la Laguna Grande de Peñalara y el circo glaciar. Al parecer, la placa hace referencia a un montañero muerto en la zona por un alud en enero de 2009




Miradores de Las Barrancas de Castrejón y Calaña. Burujón, Toledo (España)
Miradores de Las Barrancas de Castrejón y Calaña, Burujón
En la provincia de Toledo, junto al río Tajo, la erosión fluvial y pluvial esculpe espesos depósitos de arenas. En las cotas altas una cerca de madera sirve de límite de seguridad a un mirador de moderada artificialidad.




Mirador en la cumbre de Cabeza de Líjar. Sierra de Guadarrama (España)
Mirador de Cabeza de Líjar, Sierra de Guadarrama
Un voluminoso mirador de cumbre con refugio a 1.822,8 m de altitud en el encuentro de las provincias de Ávila, Madrid y Segovia. Es una obra que reutiliza otra anterior: un bunker de la Guerra Civil. La ofensiva artificialidad de aquella infraestructura se intenta compensar con un recubrimiento de piedra local.




Miradores en las cataratas de Iguazú (Argentina)
Miradores en las cataratas de Iguazú (Argentina)
Pasarelas y plataformas conducen al visitante sobre las aguas. Los materiales constructivos y sus formas son ajenos al lugar, la artificialidad se instala sin contemplaciones y avanza unos pasos más allá del borde mismo de las cataratas.





Trabajos de mantenimiento en el mirador de cristal Pas dans le vide
Aguille de Midi (3.842 m). Alpes (Francia)
Mirador de cristal, Aguille de Midi (3.842 m) (Francia)
Por si fuera poco el anterior complejo turístico excavado y adherido en la roca granítica de esta torre alpina, en 2013 se colgó un mirador de cristal sobre 1.035 metros de vacío. Con vistas al macizo del Mont Blanc…y a pingües beneficios económicos.



Complejo turístico instalado en la Aguille de Midi (3.842 m). Alpes (Francia)


ARTIFICIALIDAD POR TODO LO ALTO

El mirador de cristal suspendido en la Aiguille du Midi sigue una tendencia actual que equipara los miradores de espacios naturales con atracciones turísticas.

En marzo de 2007 se inauguró en un cañón lateral del Gran Cañón del Colorado (EEUU): el Grand Canyon Sky-walk, mirador voladizo a modo de plataforma circular cuyo suelo de cristal asoma a un vacío de 1.400 metros.




No tardó mucho en hacer otro tanto China. En algunos espacios naturales han tendido pasarelas de cristal sobre paisajes abismales, con la transparente intención de incrementar su turismo. En 2015 se abrió en el Parque Geológico Nacional Longgang el mirador con suelo de cristal más largo del mundo, tiene forma de herradura y un recorrido de 26,68 metros sobre 1.010 metros de altura. Y a comienzos de 2017 batieron el récord Guinness con una pasarela voladiza de cristal, la más elevada y larga del mundo, enclavada en el gran cañón del Parque Forestal Nacional Zhangjiajie...donde también existe como atracción el puente de cristal más largo del mundo.

A escala más modesta la moda de los miradores voladizos y acristalados alcanzó los Pirineos en el Mirador del Roc del Quer (Andorra), allí antes bastaba con dos bancos para contemplar el paisaje. En Canarias, el Mirador de Abrante (La Gomera) se extiende 7 metros sobre el aire.   
                              


En el centro peninsular se planea insertar miradores de atracción turística en paisajes destacados de tierras segovianas, concretamente en el Parque Natural Hoces del Río Riaza y en Sepúlveda con vistas a su población y al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Estos proyectos siguen la pauta de los anteriores miradores: dirigir turismo a espacios naturales alterando la integridad del entorno y distrayendo al observador en su percepción del paisaje. Sin duda, esto equivale a negar el paisaje¡Mira por dónde!

Infografía de proyecto de mirador en Parque Natural Hoces del Río Riaza, Segovia
(Imagen de la Junta de Castilla y León)



Más sobre miradores proyectados en Segovia:
Deconstruyendo paisajes segovianos 
Artículo de Fco. Javier Barbadillo en la web de Foro Geobiosfera

Más sobre arquitectura de miradores:
Plataforma arquitectura: miradores


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Para 2018

RÍOS (1). Sistemas naturales y complejos

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A decir verdad, un río no es “una corriente continua de agua”. De hecho, en zonas de clima mediterráneo algunos ríos desaparecen parcialmente en el estío. Lo que define a un río es su aptitud para conducir agua -captándola o cediéndola- dentro de un sistema más amplio, que puede incluir afluentes, lagos, lagunas, turberas, pantanales manantiales, y acuíferos subterráneos.

El río Guadiana Viejo forma parte de un complejo sistema hidrológico de lagunas fluviales integrado en el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real, Albacete)

Dicho de otro modo: río es un flujo de agua -más o menos permanente- circulando por un lecho natural conectado a una cuenca hidrológica. El concepto de conectividad (conexión) es esencial cuando hablamos de ríos…y eso es algo que a menudo se ignora, se olvida, o se acalla.

Ribera del Ebro y viñedos. Haro (La Rioja)

Cualquier río es un sistema abierto, dinámico y fluctuante
Es abierto porque está conectado a otros sistemas (cuenca hidrológica, ecosistemas de ribera, relieve, atmósfera…) con los que interactúa. Es un sistema dinámico porque experimenta frecuentes cambios (p.ej. en la física, química y ecología de sus aguas) tanto en el espacio como en el tiempo. Y es un sistema fluctuante porque sus variables (caudal, energía, sedimentos…) oscilan dentro de unos límites ligados a períodos temporales y a volúmenes de precipitación. Las fluctuaciones se dan a lo largo del año entre situaciones extremas de crecida y estiaje. Y a lo largo de los años en función de ciertas oscilaciones del clima, de modo más marcado en ambientes mediterráneos.


Mezcla de aguas en el río Dora di Veny. 
El flujo lechoso procede de la fusión de un glaciar. 
Val Veny, Alpes (Italia)

Geológicamente los ríos son agentes muy dinámicos
El agua que contienen es un fluido disolvente que se carga de energía al descender desde territorios elevados. La consecuencia es que, a su paso, los ríos erosionan, diluyen y transportan muy diversas materias (arcillas, limos, arenas, gravas, cantos rodados, bloques pétreos, restos orgánicos, contaminantes humanos). Y depositan esos materiales cuando la energía de sus aguas se desvanece o el porcentaje de sedimentos alcanza en ellas cierta saturación.

Tanto el acarreo como el depósito de materiales pueden suceder a la vez, especialmente en los tramos alto y medio del curso fluvial. También llegan a ser simultáneos en el tramo bajo durante las crecidas.

Fondo plano de valle glaciar con el Río de Las Vueltas trazando meandros. El Chaltén. Patagonia (Argentina)

Para constatar ese contrapunto entre arrastre y sedimentación contemplemos el meandro (curva) de un cauce fluvial. Mirando corriente abajo la curva de un río descubrimos que el agua socava su orilla más larga (orilla externa) mientras que abandona restos en la orilla más corta (orilla interna) ¿Por qué?

Cuando el agua de un río toma una curva, igual que sucede a un automóvil, tiende a moverse hacia fuera de la curva, sufre un desplazamiento centrífugo…como la ropa en una lavadora con centrifugado. Esa energía activa la erosión hacia la orilla externa permitiendo la descarga de materiales en la orilla interna.

Río Cinca y su llanura de inundación en Aínsa. Pirineo Aragonés (Huesca)

Geomorfológicamente los ríos son muy activos modelando el relieve
Durante las avenidas o crecidas amplían enormemente la anchura y profundidad de su lecho circulando sus aguas con mayor velocidad y volumen. Durante esos episodios los ríos marcan el límite máximo de sus territorios, de modo más patente en las llanuras aluviales o de inundación. Llanuras que, por otra parte, se cargan de sedimentos minerales finos y materia orgánica al descender el nivel del río tras la inundación. Los suelos de las riberas son por ello muy propicios al establecimiento de una frondosa vegetación natural -llamada riparia- que en su máxima expresión genera bosques. Esa vegetación y la amplitud de la zona inundable contribuyen a reducir la velocidad de las aguas durante las riadas moderando su poder erosivo. Cuando se canaliza un río o se urbaniza su ribera se altera drásticamente la geomorfología del territorio fluvial -que controla y se adapta a las crecidas- esto suele acarrear consecuencias nefastas, en ocasiones dramáticas.

Soto fluvial en la ribera del Ebro (La Rioja)

Ecológicamente, los ríos son flujos de agua y vida
Sirven de corredores en los que habitan y transitan especies, y se dispersa su descendencia. En su fluir generan ecosistemas de trazado longitudinal íntimamente vinculados al agua, como bosques galería y sotos de ribera que aportan altas dosis de biodiversidad, de modo muy destacable en paisajes del ámbito mediterráneo donde su presencia acentúa el efecto borde (ecotono) en contraste con la vegetación que los flanquea, adaptada a la sequedad en parte del año. Ese efecto -muy intenso para la limitada anchura que suelen mostrar los ríos mediterráneos- se multiplica a lo largo de su curso, durante decenas o centenares de kilómetros, en contacto con una gran variedad de territorios, muchos de ellos con escasa presencia de arbolado o dominados por vegetación perennifolia.

Alisos (Alnus glutinosa) en bosque galería del río Lozoya (Madrid)

Además, la sección que atraviesa un río de orilla a orilla secuencia una considerable variedad de hábitats terrestres y acuáticos, estos se suceden en una zonación que atiende a la disponibilidad gradual de agua desde el suelo de las riberas al lecho fluvial.

Los ríos resultan muy activos en la generación, propagación y mantenimiento de vida. Igualmente, son capaces de recuperarse tras sufrir episodios de devastación natural, de degradación artificial, o la suma de ambos.

Ciudad de Zamora junto al río Duero (Zamora)

La actividad humana es la principal causa de degradación ecológica de los ríos
Sus aguas permitieron el asentamiento agrícola de nuestra especie. Hoy, en la mayor parte del mundo crecen los poblados ribereños y con ellos el volumen de sus desechos, hasta dejar de incorporarse a los ciclos de la materia en la explotación agraria. En consecuencia, los ríos se usan de cinta transportadora que diluye y aleja residuos agrícolas, urbanos e industriales…en unas aguas que -a su vez- siguen siendo vitales para el abastecimiento humano.

Infinidad de cauces y riberas fluviales han sido intensamente explotados y desnaturalizados alterando su estructura ecológica, su dinámica hidrológica y su funcionalidad paisajística. Entre las actuaciones más dañinas destacan:


• Eliminación de la vegetación natural riparia o ribereña.

• Transformación de riberas en vegas.
• Ocupación urbana o industrial del suelo de las riberas.
• Remoción de lechos y orillas con maquinaria pesada.
• Extracción de arenas y grava para construcción.
• Instalación de diques y presas.
• Canalización de tramos fluviales.
• Tendido de vías de comunicación en paralelo a los cursos (carreteras, líneas férreas).

Río Guadarrama canalizado, a su paso por Collado Villalba (Madrid)


Durante el siglo XX surgieron iniciativas para regenerar ríos depurando aguas residuales antes del vertido y eliminando canalizaciones de lechos fluviales hasta recuperar su vegetación natural. La tendencia es creciente y en la actualidad asistimos a nuevos intentos, uno de ellos lo analizaremos en el capítulo siguiente…



PRÓXIMO CAPÍTULO:
RÍOS (2). Degradación y renaturalización del río Manzanares


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RÍOS (2). Degradación y renaturalización del río Manzanares

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De paisaje ribereño a desecho urbano

Lo que antes fuera un río bordeado de sauces, fresnos, chopos y olmos, sobre un lecho de arenas procedentes de arcosas graníticas de la Sierra de Guadarrama, con arroyos tributarios y afloramiento de aguas subterráneas, y acrecentado por avenidas periódicas o mermado en los estiajes…acabó canalizado allá por los años 20 del pasado siglo, en paralelo a la ocupación metropolitana de sus riberas.
Presa para regulación de nivel en la antigua canalización
 del río Manzanares (Madrid)

La canalización madrileña del río Manzanares introdujo 9 presas para mantener artificialmente el nivel del agua durante todo el año. El canal urbano se reguló construyendo el embalse de El Pardo (1970). Y a ello se suma la presa de Santillana (1907 y 1971) que, cerca del nacimiento fluvial, deriva agua de consumo al área metropolitana.

Río Manzanares embalsado por la presa de El Pardo (Madrid)

Embalse de Santillana junto a Manzanares el Real (Madrid)

Durante décadas, el río Manzanares atravesó Madrid recibiendo aguas residuales sin depuración y quedando reducido a una cloaca a cielo abierto, flanqueada parcialmente por la autovía urbana M-30


Lecho del río Manzanares en 2017 soportando infraestructuras viarias (Madrid)

Definitivamente el río fue ignorado por los gestores urbanos y ambientales, que lo trataron como a un deshecho ecológico y paisajístico…Hasta 1950 no entró en funcionamiento una primera depuradora (La China). En 1985 se instaló una red de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), posteriormente mejorada y ampliada.


Río Manzanares en el tramo final de Madrid Río (Madrid). Año 2017

Redecorando al Manzanares: Madrid Río

Entre 2004 y 2007, mientras se realizó la obra de soterramiento de la M-30, “hubo que abrir las compuertas y el río se comportó de manera espectacular, y mira que se le hicieron barbaridades”, según comentó José Antonio Díaz Lázaro, por entonces comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Tajo.



Río Manzanares en 2011 tras concluir el proyecto Madrid Río (Madrid)

A ello siguió la ejecución del proyecto Madrid Río, que concluyó en abril de 2011 transformando las riberas urbanas del Manzanares en amplias áreas verdes, bajo las cuales circula oculto el tráfico de la autovía M-30. La “redecoración” efectuada mejoró radicalmente la estética del paisaje adyacente a la canalización del río, pues le aportó arbolado, ajardinamiento y espacios abiertos. Aunque, el acondicionamiento fue más cosmético que ecológico. Fijémonos, por ejemplo, en el arbolado:

Apenas se plantó árboles ribereños. Sólo un 5,25% de lo plantado corresponde a vegetación riparia, incluyendo también algunas especies foráneas.

El grueso de la vegetación ribereña son pinos. Casi la mitad de los árboles (48,38%) que crecen en ambas márgenes del río son pinos resultando menos que testimonial la presencia de encina (1,60%)


Río Manzanares en 2011 tras concluir el proyecto Madrid Río. Al fondo se aprecia una antigua presa de regulación del nivel del canal del río (Madrid)

Meses después de materializarse el proyecto Madrid Río, visité en diciembre algún tramo del recién estrenado corredor urbano del Manzanares. Pude constatar que el nivel del agua coincidía con lo que debiera ser un caudal normal para la época dejando al descubierto bancos de arena colonizada por vegetación de ribera y con presencia de aves acuáticas, aspecto que suponía ya un importante avance hacia la naturalidad del río.


Río Manzanares en 2011 tras concluir el proyecto Madrid Río (Madrid)

Plan de renaturalización del río Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid

En 2016, el Ayuntamiento de Madrid abrió definitivamente las compuertas de las presas urbanas como parte del Plan de renaturalización del río Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid. Liberar el caudal y el lecho del Manzanares está mejorando sensiblemente la naturalidad de su lecho con nuevos aportes de arenas que garantizan el asentamiento de la vegetación y la dinámica de la sucesión ecológica.

En colaboración con Ecologistas en Acción y la Confederación Hidrográfica del Tajo, el actual plan de renaturalización incluye básicamente las siguientes medidas:

Eliminación de tramos con escollera de roca para generar cierta naturalidad en el relieve de las orillas incorporando también arbustos y árboles de ribera autóctonos.

• En los tramos en que permanezcan los muros de canalización se ubicará soportes que favorezcan la revegetación de las orillas.

• En algunos puntos: inserción de instalaciones de bioingeniería que incluyen soportes artificiales (entramados, gaviones, biorrollos) para inducir un flujo sinuoso de las aguas.


Aguas arriba y abajo de la ciudad

En la antesala de la urbe madrileña también se lleva a cabo una Restauración fluvial del río Manzanares en el entorno fluvial del Real Sitio de El Pardo. Los trabajos inciden tanto en el lecho fluvial como en los taludes y zona de inundación en un intento de devolver parte de la naturalidad y funcionalidad que el embalse de El Pardo arrebató al río. No obstante, el embalse se mantiene.



Panel informativo sobre la Restauración fluvial del río Manzanares en el entorno fluvial del Real Sitio de El Pardo (Madrid)

Panorámica del Parque del Manzanares Sur. Parque Lineal del Manzanares (Madrid)

En el otro extremo urbano, el río Manzanares fue acondicionado en los últimos años como parte del Parque Lineal del Manzanares. Este parque lineal -que no corredor ecológico- comienza en un gran parque urbano (Parque del Manzanares Sur) donde el equipo de Ricardo Bofill diseñó amplios espacios verdes destinados a ocio y deporte sobre terrenos de la llanura de inundación fluvial. El cauce del río lo atraviesa sin conexión paisajística entre ambos, pero aquí el Manzanares detenta una mayor naturalidad: no está canalizado y mantiene en ambas orillas un soto precario que lo acompaña en su viaje hacia el río Jarama.


Río Manzanares en 2017 a su paso por el Parque Lineal del Manzanares (Madrid)

Apariencias que no deben engañar

Las iniciativas por la renaturalización del Manzanares son un hecho…Pero, no nos engañemos: aportar apariencia natural al paisaje fluvial no equivale a su verdadera recuperación como ecosistema, ni mucho menos como sistema hidrológico.

Ecológica e hidrológicamente el tramo urbano del Manzanares dejó de ser un río cuando lo engulló la ciudad.

Desde entonces, un porcentaje del caudal urbano del río se alimenta de aguas residuales -hoy tratadas- que proceden, además de su cuenca, de otras varias (Lozoya, Jarama, Guadalix, Guadarrama y Alberche) siendo sus características físico-químicas muy diferentes a las que le corresponden de modo natural (lo que afecta más a la fauna invertebrada y a la microflora que a las aves), tampoco recibe el drenaje de los arroyos desaparecidos ni interfiere con los acuíferos locales, ni puede ocupar sus antiguas llanuras de inundación.



Río Manzanares en Madrid Río, Legazpi (Madrid). Año 2017

En palabras de Alfredo Ollero Ojeda (Profesor de Geografía Física en la Universidad de Zaragoza):

“Si se quiere conservar un río como ecosistema y como corredor ambiental en el territorio se debe proteger ante todo su dinámica hidrogeomorfológica, porque ésta es la que va a garantizar la biodiversidad, la calidad ambiental y la protección de todos y cada uno de los elementos del sistema y de sus relaciones.”

Está más claro que el agua: basta con que el río circule libremente para que recupere niveles aceptables de naturalidad. Es sólo cuestión de voluntad política y tiempo. Otro asunto es que haya gestores que anhelen obtener resultados rápidos, rentables en votos, con gastos y fotos que ilustren su protagonismo.

Hay que dejar hacer al río Manzanares en la ciudad de Madrid, adaptarse a sus cambios…que podrían sorprendernos pues, virtualmente, la revegetación espontánea (sucesión secundaria) tenderá a crear una maraña de herbáceas, árboles y arbustos que impidan ver el río ¿Hasta dónde se permitirá esa recomposición ecológica?


En el CAPÍTULO ANTERIOR:
RÍOS (1). Sistemas naturales y complejos


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¿Que por qué se caen los árboles en Madrid?

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Casa de la vieja. Jardín El Capricho. Madrid


DEMASIADOS ÁRBOLES NO SON EL PROBLEMA

Madrid es una de las principales ciudades en el mundo respecto a la cantidad de árboles en sus calles. Podría considerarse que esto acarrea problemas como los actuales accidentes por caída de ramas, desgajamiento parcial o incluso el abatimiento de ejemplares enteros. Pero la abundante presencia de árboles en sus calles jamás debería considerarse un problema. El verdadero inconveniente es la planificación, gestión y conservación del arbolado en el paisaje urbano de esta y otras grandes ciudades españolas.

Acacia maltratada por las podas y en estado lamentable de conservación. 
Carabanchel Alto, Madrid



DEMASIADOS PROBLEMAS ACABAN CON LOS ÁRBOLES

A continuación enumero algunas causas que ponen en peligro la salud de los árboles y la integridad física de los propios ciudadanos de Madrid: 

El clima madrileño -mediterráneo y continentalizado- no es lo más recomendable para numerosas plantas leñosas. De hecho, la biodiversidad que de forma natural corresponde a Madrid en este tipo de vegetales es muy baja respecto a otras zonas de la península ibérica. Sin embargo, el catálogo de árboles plantados incluye especies que a duras penas soportan sus tórridos y secos veranos (peor aún por el efecto de isla térmica de la gran ciudad y el calentamiento climático actual).

Los suelos de la metrópoli madrileña en algunos sectores son arcosas graníticas y en otros margas yesíferas. Se trata de sustratos pobres no muy adecuados para la arboricultura.

La mayor parte de las aceras y calles madrileñas han ido convirtiéndose en una superficie de asfalto, cemento y pavimento. Es decir: una costra de nula permeabilidad que dificulta terriblemente los intercambios gaseosos del suelo con el aire y de las raíces de los árboles con el suelo. Tales intercambios gaseosos son imprescindibles para la vitalidad del sustrato y de las plantas.

Las frecuentes obras que cada año padece la ciudad tampoco ayudan. Numerosas zanjas abiertas suelen cercenar raíces de árboles próximos.



Plátano de paseo (Platanus hispanica) en alcorque insuficiente. Paseo del Prado, Madrid

En el paisaje urbano madrileño resulta habitual hallar alcorques (espacios de tierra alrededor del tronco) opresivamente minúsculos. En los últimos años cundió la moda de cubrirlos mediante rellenos mezclados con un aglutinante. Supuestamente porosos, esos rellenos reducen en realidad la penetración del agua de lluvia en el terreno y la transpiración del suelo. Si un árbol recibe riego por goteo subterráneo bajo esa cobertura y en un entorno de pavimento aún más impermeable es posible que padezca un exceso de humedad que a la larga le cause asfixia radicular.


Leñosas sobre pavimento de relleno con aglutinante. Atocha, Madrid.

En parques y jardines de Madrid no faltan extensiones de pradera artificial regadas en buena parte del año. El césped lo requiere para mantener su verdor, pero los arboles ubicados en esas praderas producen raíces menos profundas y se vuelven más vulnerables al embate del viento, más cuanto mayor es su altura.

En los riegos de algunos parques se ha empleado agua reciclada procedente de depuradoras, agua que provocó el debilitamiento y muerte de ejemplares incluso centenarios.

Las podas llevadas a cabo a lo largo de años, salvo honrosas excepciones, han sido muy perniciosas. En general por realizarse cortes en ramas demasiado gruesas, por modelar ramificaciones muy abiertas e incluso por podar a destiempo, en fechas favorables al acceso de elementos patógenos como los hongos. La mayoría de esos trabajos podría haberse evitado eligiendo especies arbóreas de escaso porte o arbustivas.



Plátano de paseo (Platanus hispanica), especie de gran porte, 
inadecuada para calles convencionales. Carabanchel Alto, Madrid

Las podas masivas y abusivas han podido contribuir además al contagio de enfermedades al no observar demasiada higiene preventiva en el uso de las herramientas de corte.



Plátano de paseo (Platanus hispanica) con poda muy abierta e inapropiada. 
Carabanchel Alto, Madrid

La proximidad de árboles de la misma especie formando hileras facilita la dispersión de enfermedades y plagas en un paisaje tan arbolado como el madrileño. Conviene tener en cuenta la incidencia que en las transmisiones patógenas puedan tener vectores tan novedosos como la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) que con su pico extrae semillas, frutos, flores y brotes de hojas arbóreas, así como ramas que corta para construir sus nidos. Tampoco hay que desestimar la insalubre contaminación atmosféricaurbana cuyas partículas nocivas se adhieren a las hojas de los árboles.



Cotorras argentinas (Myiopsitta monachus). Arturo Soria, Madrid

Lamentablemente estas causas actúan de modo sucesivo y sinérgico a lo largo de la vida de los árboles madrileños. En su conjunto resultan tan letales que más que investigar el motivo por el cual se caen los árboles habría que estudiar cómo consiguen sobrevivir en un ambiente urbano tan hostil.



Plantación de arces (Acer negundo
afectados por una enfermedad desde hace más de una década. Arturo Soria, Madrid


Detalle de un arce (Acer negundo) con el tronco muy deteriorado. 
Arturo Soria, Madrid



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Es la PRIMAVERA

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ES LA PRIMAVERA 
convirtiendo muertos alcorques 
en cuencos de flores.





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VIBORERAS DE TALLO DEFORME (una fascinante fasciación)

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La primavera de 2018 ha sido generosa en el centro de la península ibérica, con lluvias y temperaturas no muy altas; así que las plantas herbáceas han adquirido un espléndido desarrollo. En concreto, la floración de las viboreras (Echium plantagineum) está siendo espectacular en bordes de carretera y caminos, y en pastos de dehesa. Por comparación alguien podría afirmar que en primaveras secas no han florecido, pero lo cierto es que lo hicieron con porte más reducido que el actual y quedando ocultas por herbáceas más altas.

Floración de viborera (Echium plantagineum). Collado Villalba (Madrid)

En primaveras favorables el desarrollo de las viboreras es desmesurado y por un tiempo se convierten en protagonistas de paisajes con herbazal mediterráneo. Ya sea por el tamaño que han adquirido los ejemplares o por su abundancia, este año ha resultado relativamente fácil hallar entre ellos individuos de extraña apariencia y complicada explicación…



Viborera (Echium plantagineum) con tallo deforme por fasciación.

A cierta distancia se reconocen por la excesiva acumulación de flores azules en lo alto de la planta, a modo de maza. De cerca dejan ver un tallo inusualmente ancho: como si hubiera sido planchado hasta extenderlo lateralmente en algunos casos a más de 5 cm.



Viborera (Echium plantagineum) con tallo deforme por fasciación.

Algunos de estos tallos anómalos crecen en espiral y mantienen una forma retorcida, otros permanecen en el mismo plano. Los hay que llegan a dividirse y tampoco faltan los que se doblegan en su extremo superior.



Viborera (Echium plantagineum
con tallo deforme por fasciación, retorcido en espiral.

Se trata de una deformidad denominada fasciación o crestacióncausada por microorganismos, generalmente bacterias sin pared celular que reciben el nombre de fitoplasmas…pero ¿cómo llegan a la planta y la deforman? En parte puede averiguarse fijándonos en ciertos detalles.

De las observaciones que he realizado esta primavera he obtenido lo siguiente:


OBSERVACIONES 

Es muy baja la proporción de plantas afectadas. Y no es habitual hallar juntos a los ejemplares afectados sino a cierta distancia.



Planta completa de viborera (Echium plantagineum
con tallo central deforme por fasciación, visto de perfil.

Las viboreras observadas son plantas con estructura de base radial: en su centro se alza un tallo rodeado por los demás. Curiosamente en todos los ejemplares que observé únicamente era deforme el tallo central, los tallos radiales (e incluso algunas ramillas del central) son absolutamente normales.

Además, el tallo central siempre estaba afectado por fasciación en toda su longitud (desde el suelo al ápice florido), aunque la anchura de esa fasciación puede diferir de unos ejemplares a otros existiendo algunos con tallos muy ligeramente afectados.



Planta completa de viborera (Echium plantagineum), 
aspecto normal sin fasciación.



Planta de viborera (Echium plantagineum), 
con tallo central ligeramente deformado por fasciación.



Tallo central de viborera (Echium plantagineum
muy deformado por fasciación.


CONCLUSIONES

La inoculación del fitoplasma que causa la deformidad en los tallos de viborera debe realizarse en una fase muy inicial del desarrollo de la planta, cuando el tallo principal apenas sobresale del suelo. En ese momento la bacteria accede al ápice del tallo, donde existe un núcleo de células madre (meristemo apical caulinar), células caracterizadas por sus paredes finas -más fácilmente penetrables por el fitoplasma- y que se dividen muy activamente generando el desarrollo del tallo y condicionando su aspecto final.



Tallo central de viborera (Echium plantagineum
afectado por fasciación.

El agente (vector) que transmite e inocula el fitoplasma en cada planta debe acceder a ella dispersándose por el aire, si lo hiciera por tierra inocularía a varias plantas cercanas. Además, lo hace en un momento en que pocos insectos se mantienen activos: de otoño a invierno, cuando está naciendo la planta. Y ha de ser un animal pequeño capaz de picar el tierno e incipiente tallo central justo en el ápice donde se ubica el meristemo. Esto nos pone sobre la pista de un sospechoso grupo de insectos candidatos: los cicadélidos, insectos hemípteros que reciben el nombre común de chicharritas o saltahojas. De aspecto similar a un diminuto saltamontes, se alimentan picando a las plantas. Mediante esa picadura obtienen savia y pueden transmitir virus y bacterias a los vegetales.

Es interesante considerar que, además de en las plantas, los fitoplasmas pueden replicarse en el interior de los insectos cicadélidos asegurando así su pervivencia mientras hierbas mediterráneas como las viboreras (anuales o bienales) llegan a secarse por completo y sólo quedan sus semillas en el suelo...¡hasta diez mil por planta!


(Agradezco aquí a mi amigo Jesús Dorda Dorda 
el haberme puesto sobre la pista de este fascinante suceso.)


*Más sobre fitoplasmas en:

ESCOBAS DE BRUJAS, fitoplasmas y enanos

PEQUEÑOS HALLAZGOS de pinos enanos


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Para 2019

Esperando a la cigüeña (1)

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Hace más de cinco meses que se fueron y sigo mirando cada día el nido vacío que dejaron las cigüeñas, por primera vez, frente a mi casa.

Esta historia dio comienzo durante el verano de 2017 en una población del piedemonte de la Sierra de Guadarrama. Observé varias veces a un ejemplar de cigüeña blanca o cigüeña común (Ciconia ciconia) que parecía prospectar la zona. Se posó sobre un cedro y en un horrendo mástil de telefonía móvil. Pensé que tal vez regresaría al año siguiente para instalarse con su pareja…



LLEGADA Y PRIMER INTENTO

Efectivamente, el 8 de marzo de 2018 una pareja de cigüeñas se posó en lo alto del feo mástil con antenas de telefonía móvil. Ninguna de ellas portaba anillas de identificación. En los siguientes días, de modo progresivo, fueron acumulando ramas hasta perfilar una plataforma. En ocasiones era solo una cigüeña la que transportaba el material. Dedicaron bastante tiempo a permanecer simplemente posadas, quizá para disuadir a otras cigüeñas que sobrevolaran la zona buscando emplazamiento para su nido.




Una estructura horizontal -en forma de cruz- remata el horrendo mástil portador de cuatro antenas de telefonía móvil. Sobre ella, la pareja de cigüeñas colocó meticulosamente ramas hasta crear una incipiente plataforma-nido. Pero no todo el afán era constructivo, de vez en cuando la pareja realizaba cópulas emitiendo su peculiar crotoreo.



Las primeras noches no pernoctaron las cigüeñas en aquel esbozo de nido. Acudían a retomar su trabajo con el alba, a eso de las 7,30 h (más tarde si el día amanecía muy nublado) y lo dejaban con la última luminosidad, sobre las 19,30 h

Durante la primera semana de edificación hubo lluvias y vientos ocasionales. Cuando la meteorología se mostró demasiado adversa (chubascos persistentes o fuertes) las cigüeñas no acudieron al nido. En días ventosos se mantuvieron en él cara al viento, para oponerle la mínima superficie.



El 15 de marzo una de las cigüeñas buscó material muy cerca del nido. De una parcela abandonada en una antigua urbanización obtuvo un fragmento de césped para tapizar la superficie central del nido, sitio donde poner los huevos y recostarse.

Un día después observé por primera vez a una de las cigüeñas recostándose en el nido. Quizá estimaba la idoneidad de la construcción comprobando si la forma y superficie eran acordes a las dimensiones de los adultos cuando tuvieran que incubar.



En la siguiente jornada ambas pernoctaron en el nido durmiendo erguidas, igual sucedió en noches posteriores.



En la madrugada del 20 de marzo distinguí al menos a una cigüeña posada en el nido bajo una ventisca de nieve. Me ausenté de casa unas diez horas y al regresar no encontré el nido sobre el mástil de telefonía móvil. Me acerqué hasta su base metálica y en el suelo hallé la mayor parte del material que había conformado el nido. Todo indicaba que lo empujó una racha de viento (sopló con velocidades de 30-60 km/h). Quedó en posición horizontal manteniendo aglutinado el ramaje y con el centro tapizado de hierba y hasta una pluma de cigüeña. Esto da idea de la eficacia de su armazón, y apunta a que las cigüeñas entrecruzan los palos en horizontal y en vertical.



CONTINUARÁ...



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Esperando a la cigüeña (2)

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SEGUNDO INTENTO Y LA PUESTA

En las noches y madrugadas siguientes atisbé a alguna de las cigüeñas sobre el mástil en que tuvieron el nido, no así durante las horas de luz. Albergué la esperanza de que reiniciasen el nido pero las cigüeñas ya no hicieron acto de presencia en una semana, ni de día ni de noche. Mi esperanza se esfumó…hasta que el 29 de marzo una de ellas se posó en el mástil durante una hora.


La primera mañana de abril, hacia las 8, vi reaparecer a la pareja de cigüeñas exactamente donde estuvo su nido. Enseguida aportaron palos para alzar uno nuevo, ahora a ritmo frenético. Concluida la jornada había ya una plataforma de palos equivalente a la realizada en los tres primeros días del nido anterior. De noche pernoctaron ya en su nuevo nido. La velocidad y eficiencia de esta segunda construcción parecía deberse a la premura de las cigüeñas por criar, ahora con mayor pericia constructiva, lo que me hizo sospechar que se tratase de una pareja primeriza que supo aprender de su reciente experiencia frustrada.


El segundo día de abril fue el segundo día de construcción del segundo nido. Uno de los miembros de la pareja se tumbó en él, probó la construcción. A última hora de la tarde el nido alcanzó un volumen similar al que lo antecedió.


Se sucedieron las noches con la pareja durmiendo en su nido. De día las cigüeñas quedaban en él, en pareja o en solitario, pero también se ausentaban por completo. En un par de días el nuevo nido casi dobló su volumen, seguía la colocación de palos con algunos que parecían entrecruzados en vertical para garantizar la cohesión y sujeción. 

Cumplida una semana del segundo nido las cigüeñas lo tapizaron con hierba. Aún no parecía que hubiesen iniciado la puesta.



El 10 de abril una de las cigüeñas alzó el vuelo con las primeras luces de un día muy nublado y lluvioso, pocos minutos después el sistema automático de iluminación urbana apagó las farolas. La otra cigüeña (no necesariamente una hembra, pues ambos se turnan para incubar) permaneció tumbada todo el día en el nido, durante horas bajo un aguacero, incluso soportó una precipitación de granizo-nieve. Ocasionalmente se levantó y efectuó unos retoques en el centro del nido: distribuía el tapizado y ya debía estar volteando los huevos recién puestos. Transcurrieron los días mientras los miembros de la pareja se turnaban para incubar y comer. La cigüeña que quedase en el nido permanecía echada casi inmóvil, de vez en vez se levantaba para colocar los huevos girando sobre sí misma en el centro. En este tiempo las cigüeñas aportaban algún material, incluida hierba seca, sin que apenas aumentasen el volumen del nido.


Mediado abril era frecuente que coincidiesen ambas cigüeñas en el nido, aunque fuera por breves períodos de tiempo. Durante la noche una incubaba tumbada y la otra quedaba en pie.

CONTINUARÁ...


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Esperando a la cigüeña (3)

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LA CRIANZA

El 23 de mayo de 2018 fue un día importante. Con prismáticos contemplé cómo sobresalían del nido las pequeñas cabezas de 2 ó 3 cigoñinos. De cuando en cuando, el progenitor que estuviera incubando se levantaba para picotear algo en el interior del nido y tragarlo o arrojarlo al exterior (tal vez excrementos de las crías o restos de los cascarones).



Al día siguiente por la tarde conseguí distinguir la cabeza de una cría que abría el pico para reclamar comida, su progenitor le introdujo el pico con el alimento. A partir de aquí comprobé que siempre permanecía al menos un adulto en el nido y que en sus turnos los progenitores iban acortando el tiempo que pasaban tumbados sobre los pollos, a cambio de más tiempo de pie junto a ellos.




Finalizando mayo constaté con certeza la existencia de dos pollos de plumón claro que asomaban las cabezas sobre el nido, estirando su cuello resueltamente pedían comida al adulto que los acompañase. Por entonces los padres apenas se echaban sobre las crías, solo si llovía o durante la noche. Siempre permanecía uno de ellos en el nido, muy quieto, como vigilando y protegiendo a los pequeños. No fue difícil adivinar los riesgos a que estaban expuestos, en diversas ocasiones voló a baja altura un milano negro (Milvus migrans). Soslayado ese peligro los cigoñinos crecieron rápido, comían más cantidad y sus cebas duraban más tiempo.



El 5 de junio a las 7,30 h de la mañana se efectuó el relevo de los progenitores en el nido, de inmediato se fue volando el adulto que había permanecido en el nido. El recién llegado regurgitó alimento sobre la zona central del nido, donde se hallaban los pollos que se abalanzaron sobre la comida. El adulto también tomó algo de lo regurgitado, luego limpió el nido lanzando fragmentos al exterior, uno de ellos era césped del tapizado. La escena matinal del relevo de los padres y el desayuno de los cigoñinos se repitió en sucesivas jornadas.



La jornada del 8 de junio fue lluviosa a intervalos, el adulto no se posó sobre los pollos sino que permaneció de pie a su lado y así recibieron menos lluvia. A partir del día siguiente observé que los padres dejaban solos a los pollos, progresivamente durante más tiempo. Ese día, al menos tres horas.



El 10 de junio vi a uno de los pollos, puesto en pie, agitando sus alas aún con plumas incipientes. El 12 fue un día de viento que movió las ramas de los árboles. Los cigoñinos pasaron parte de la jornada tumbados junto con uno de sus padres, lo que añadió estabilidad al nido.


Mediado junio los pollos estaban muy crecidos, cubiertos ya de plumas y con franjas negras. De vez en cuando se levantaba alguno y movía las alas. El 24 de ese mes apretó el calor, un adulto permanecía en el nido dando sombra a los cigoñinos y a veces se tumbaba junto a ellos. Todos mantenían el pico abierto para facilitar la pérdida de calor corporal y orientaban su posición quedando de espaldas al sol.



Al comenzar la segunda semana de julio los pollos se iban quedando más solitarios, uno de ellos se afanaba en aletear hasta elevarse unos centímetros sobre el nido, repetía la operación varias veces seguidas, fortalecía así los músculos de las alas. Los padres solo acudían al nido para llevar alimento, pocas veces al día, se posaban encima de cedros cercanos donde también pasaban la noche.



El 18 de julio los padres desaparecieron de la zona, no regresaron ni a dormir. Los pollos tuvieron que aguantar sin la ceba del atardecer. A la mañana siguiente seguían solos y en ayunas. Aunque los padres no acudieron ni a dormir en los cedros, los pollos estaban tranquilos. Pero al iniciar su tercera jornada en solitario los pollos se mostraron inquietos intentando buscar restos de comida en el nido. Regresaron por fin los progenitores trayéndoles alimento dos veces en la mañana. Por la tarde uno de los padres se posó en un cedro próximo y pasó allí la noche. En las dos jornadas sucesivas volvieron los padres a posarse en el ápice de los cedros, siempre manteniendo contacto visual con el nido. No tuve constancia de que alimentaran a su progenie.



CONTINUARÁ...


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Esperando a la cigüeña (4)

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LA EMANCIPACIÓN
Amaneció el 23 de julio con los dos padres posados cada uno en un cedro. Se marchó uno de ellos y a eso de las 10 h descubrí a uno de los pollos posado en un tejado frente a mi casa tras realizar su vuelo inicial. Se acicaló el plumaje y caminó por primera vez encima de una cubierta de pizarra. Su hermano aguantaba posado en el nido y el progenitor que quedó observaba desde su cedro.

En menos de una hora regresó el pollo volandero al nido. Ya no permanecía ningún padre en ningún cedro, aunque poco después regresó uno de ellos para alimentar a ambos pollos en el nido. El pollo que había volado repitió varias veces ese día planeando con maestría y sabiendo aterrizar. De noche los hermanos durmieron en el nido, uno estuvo practicando con las alas elevándose y descendiendo en el propio nido. A cierta distancia los acompañó un progenitor sobre un cedro.



Sobre las 7,40 h de la mañana siguiente el pollo volandero había aterrizado ya en otro tejado, en esta ocasión más lejos. Finalmente se marchó de la zona con su progenitor, es posible que en busca de comida. El hermano no volandero quedó de pie en el nido casi todo el día solo. Al atardecer se reencontraron los hermanos y pasaron la noche juntos.





Antes del amanecer, el 25 de julio de 2018 los pollos practicaron su ejercicio de vuelo vertical elevándose menos de 1 m sobre el nido. Alrededor de las 9,30 h aprovecharon el caldeo del aire y, esta vez, ambos se echaron a volar. Describieron varios círculos de planeo en su territorio demostrando excelentes dotes para el vuelo, luego volvieron al nido y volaron de nuevo en varias ocasiones hasta abandonar definitivamente su hogar.


A las 11,30 h uno de los padres se plantó en el nido…pero sus hijos ya no estaban. Por la noche sólo se perfilaba la silueta del progenitor en el nido, donde se mantuvo hasta las 6,40 h del día siguiente, entonces batió las alas y se fue.

No hubo más observaciones de esta familia de cigüeñas…quedó su nido vacío, visitado por los estorninos como efímeros ocupas.



Seis meses después, el 25 de enero de 2018, se volvió a dibujar sobre el nido la silueta nocturna de una cigüeña, trece días después la pareja ya duerme en el nido dispuestos a reiniciar el ciclo.



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SECO ESTRÉS

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A pesar de que las encinas (Quercus ilex ballota) son árboles mediterráneos preparados para soportar el estrés hídrico del verano, cuando necesitan más agua que la disponible. 

A pesar de que sus hojas, pequeñas y redondeadas, reducen al mínimo la relación superficie-volumen contribuyendo a rebajar su pérdida de humedad por evapotranspiración.


A pesar de que esas hojas incluyen un tejido muy resistente y poco permeable (esclerénquima) que evita su sobrecalentamiento y la pérdida de agua por ningún sitio que no sean sus poros o estomas.

A pesar de que las encinas controlan esos poros cerrándolos ante un exceso de sequedad y altas temperaturas.


A pesar de que la cara inferior de sus hojas está cubierta de pelillos aislantes del calor y la irradiación solar.

A pesar de todo eso, algunas encinas no han podido más y sus copas perennes se han secado este agosto de 2019. 
Los efectos se ven desde el ferrocarril que atraviesa la rampa serrana de la Sierra de Guadarrama, entre Torrelodones, Galapagar y Collado Villalba.

DATOS de COLLADO VILLALBA 2019

Estas imágenes de encinas secas y que han perdido su producción de bellotas corresponden al 30 de agosto y 26 de septiembre de 2019 en Collado Villalba, municipio cuya precipitación media de marzo a septiembre es de 229 l/m2. Este año: 131,2 l/m2. La temperatura media de marzo a septiembre es de 16,25º C. Este año: 17,77º C 
Hace 10 años observé en la zona un suceso similar.


CONCLUSIONES

En años muy secos un aumento de 1,5º C sobre el promedio de temperaturas de primavera-verano marchita las encinas arraigadas en suelos muy drenados sobre laderas soleadas. Ese aumento de 1,5º C se alcanzará de modo permanente entre 2030 y 2052 si persisten las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero al ritmo actual…y es posible que las encinas desaparezcan de algunos enclaves guadarrameños.


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Para 2020

PAISAJES desde CASA

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Son estos, tiempos de reclusión. Encerrados entre muros domésticos de cotidianeidad estanca. 

Tiempos de aislamiento, sin manos que estrechar, ni besos ni abrazos. Tiempos de reducto ante el ataque invisible de un enemigo mi muerto ni vivo. 

Son tiempos en que el paisaje sirve de refugio y esperanza. Paisajes conocidos e interiorizados. Que nos persisten alrededor y recomponen nuestra memoria. Paisajes del día a día, donde hoy se pierde la mirada para ganar un mañana.

Desde casa contemplo el Monte Abantos, sus horas, soles, luces, sombras, lunas, nubes, lluvias, nieblas, nieves, escarchas, vientos, verdores y floraciones. Veo una Naturaleza que se alza, mientras la Vida sigue y el paisaje pasa...

























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