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BAJO OCHOMILES. Apuntes naturalistas del HIMALAYA (4)

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Valle de Manang. De izquierda a derecha: Anapurna III (7.555 m), Gangapurna (7.454 m), 
Tilicho (7.134 m) y cumbres nevadas del Muktinat Himal. Fondo de valle a 3.200 msnm. Nepal


CAPÍTULO 4

YAKS, MATOJOS Y GLACIARES (3.440-4.450 m) 
Los días son radiantes y los bosques de coníferas muy abiertos a medida que suman desnivel. No faltan pinos, hasta los 3.500 ó 4.000 metros. Algunas sabinas indias adquieren gran porte acompañadas por enebros comunes (Juniperus communis) de pequeña talla.

Sabina india o enebro negro (Juniperus indica), 
al pie de ella un enebro enano (Juniperus communis). Nepal


Agracejo (Berberis aristata). Nepal
Las hojas de los agracejos (Berberis aristata) cobran color tan rojizo como sus frutos. Los abedules (Betula utilis) se asientan donde hay humedad, igual que el viburno de hoja algodonosa (Viburnum cotinifolium) y los edelweiss verdosos (Leontopodium jacotianum).


Viburno de hoja algodonosa (Viburnum cotinifolium). Nepal


Valle de Manang, cara norte de los Anapurna, 
cárcavas y torrentes sobre suelos morrénicos (aprox. 3.200 msnm). Nepal

El paisaje gradualmente es seco, duro y bello, abarrancado en mil surcos. Torrentes, grandes lomas de praderas pardas y, encima de todo, la venerable cara norte de los Anapurnas. Nevados, helados.

Braka o Braga (3.360 m). Valle de Manang. Nepal

Se ve yaks antes de pisar el pueblo de Braga (3.360 m). Las casas son de piedra grisácea, con terraza para secar cosechas. El caserío se ubica al pie de una cresta de arenisca que apuntalan estratos casi verticales muy meteorizados en la base.


Anapurna III (7.555 m): campos de hielo, pastos, bosques 
y cárcavas en sedimentos terrosos de un antiguo glaciar. 
Visto desde Braka, Braga (3.360 m). Valle de Manang. Nepal


Población de Manang (3.440 m) y cultivos en ladera. Nepal

Más arriba, Manang (3.440 m) amanece envuelto de aire fresco y nuevo. Cuervos y chovas lo sobrevuelan. Frente al pueblo se sujetan los campos de hielo del Anapurna III (7.555 m) y Gangapurna (7.454 m). No hará un siglo, la lengua del glaciar del Gangapurna tocaba el valle donde ahora queda un vacío enorme y un lago turquesa.


Gangapurna (7.454 m), su glaciar, morrena lateral 
y lago (aprox. 3.400 msnm). Nepal

La cabecera del Valle de Manang divide al río Marsyangdi en Kangsar Kola y Jarsang Kola. El segundo remonta hacia Yak Karka entrando en el piso de vegetación arbustiva. Apenas hay árboles: sabinas indias de escasa talla que indican localidades de clima frío y seco, más bosquetes de abedul en los reductos húmedos. Se imponen las leñosas de mediano y bajo porte, con hojas muy pequeñas. El matorral subalpino incorpora algunos géneros, incluso especies, con distribución desde el nivel inferior del bosque de coníferas. Por aquí también se observa un grosellero alpino (Ribes alpestre).

Asentamiento de Ghyanchang y cumbres del Muktinath Himal. Cabecera del Valle de Manang. Interfluvio de los ríos Kangsar Kola y Jarsang kola 
(visto desde la cuenca del Jarsang kola). Nepal

Según ascendemos la sabina india se reduce a un pequeño arbusto achaparrado al modo de los enebros enanos (Juniperus squamata), tan abundantes como ellas, incluso más en cotas superiores.

Anapurna III (7.555 m) desde Yak Karka (4.000 m). Nepal

Yak Karka (4.000 m) significa “pastos de yak”. Allí vemos un rebaño de cabras azules (Pseudois nayaur) y bellísimas gencianas (Gentiana depressa).


Gencianas (Gentiana depressa), Yak Karka (4.000 m). Nepal


Efedra (Ephedra gerardiana) por encima de 4.000 m. Nepal

Los matorrales enanos incluyen efedra (Ephedra gerardiana) que madura frutos rojos, carnosos. Luego se hace sitio la pradera alpina en lomas con rocas abandonadas por un antiguo glaciar.

Remontando el valle del Jarsang kola (por encima de 4.000 m) hacia Torong-Pedi. Nepal

En Torong-Pedi (4.450 m) nos reciben un grupo de chovas y un petirrojo muy confiado. La roca es dueña del paisaje. Paredes calizas, canchales de ladera y millones de guijarros en la llanura fluvial. El atardecer reduce súbitamente la temperatura y ruboriza una mata de espirea (Spiraea sp).

Asentamiento de Torong-Pedi (4.450 m). Nepal


GIGANTES Y ENANOS POR EL TORONG LA (4.450-5.416-3.760 m)
Entre las 3 y 4 de la madrugada hace unos -4ºC. La atmósfera es muy seca, ni siquiera hay escarcha. Los primeros rayos estremecen las pupilas mirando los Anapurnas y los Chulu (cuatro picos por encima de los 6.000 metros).

Amanecer sobre el Anapurna III (7.555 m) y Gangapurna (7.454 m). Nepal

Morrenas cubriendo hielo de glaciar en el ascenso al Torong La (5.416 m). Nepal

Subimos largas y potentes morrenas calcáreas entre edelweiss del Himalaya (Leontopodium himalayanum) que apenas sobrepasan los cinco centímetros. Un casquete glaciar permanece enterrado bajo gravas. Todo es áspero y hermoso.

A la izquierda: Chulu Oeste (6.419 m) sobre morrenas cubriendo hielo de glaciar 
en el ascenso al Torong La (5.416 m). Nepal

Khatung Kang (6.488 m) y casquete glaciar sobre el paso de Torong La (5.416 m). Nepal

Desde el collado Torong La (5.416 m) se dibuja la región de Mustang: inmensa, reseca, terrosa, perfilada por las montañas inertes del Tíbet.

Descenso hacia el valle del Kali Gandaki. Al fondo, nieve en montañas del Tíbet. Nepal

A unos 5.000 metros de altitud transitan una chova y el cuervo que la persigue. Entre los 5.000 y los 4.000 metros de altitud florecen gencianas como las de Yak Karka y otra más pequeña, de un azul intenso.


Gencianilla (Gentianella moorcroftiana ?) 
a unos 4.000 msnm Nepal

Más cerca de los 4.000 metros se instala una gencianilla (Gentianella moorcroftiana ?) y reaparecen enebros y agracejos (Berberis angulosa) dando pie al piso arbustivo. A escasa altura planea un quebrantahuesos.

Muktinat (3.760 m). Al fondo, el Daulaguiri (8.167 m). Nepal


NOTA: textos e imágenes corresponden al treking de los Anapurnas realizado en octubre de 1998

CAPÍTULO ANTERIOR:
PIÑAS, SABINAS Y TRIGO NEGRO (2.620-3.440 m)

PRÓXIMO CAPÍTULO: 
KALI GANDAKI DE AGUA, ARENA Y VIENTO (3.760-1.190 m)
RODODENDROS, NIEBLAS Y ARROZ (1.100-3.190-1.080 m)

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BAJO OCHOMILES. Apuntes naturalistas del HIMALAYA (y 5)

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Leguminosas almohadilladas (pulvinulares). Descenso al Kali Gandaki, 
entre Jarkot (3.550 m) y Kagbeni (2.840 m). Al fondo, el Daulaguiri (8.167 m). Nepal


CAPÍTULO 5

KALI GANDAKI DE AGUA, ARENA Y VIENTO (3.760-1.190 m)
Por las más áridas laderas se despliega un ejército de leguminosas almohadilladas (pulvinulares), peludas y espinosas. Sobrecoge asomarse al valle del Kali Gandaki. Agua gris esmeralda serpentea en un canturral de un kilómetro de ancho. Llueve poco y el nivel del río apenas varía.
Población de Kagbeni (2.840m) en el Valle del Kali Gandaki, Mustang. Nepal

El Kali Gandaki se desliza por el valle más profundo del mundo, 6.000 metros por debajo de Daulaguiri y Anapurna, abriendo un corredor que siguen las caravanas desde hace 2.000 años en su ruta entre India y Tíbet. Por aquí accedemos al antiguo reino de Mustang, cerrado a los extranjeros hasta 1992

Valle del Kali Gandaki (aprox. 2.800 msnm) cerca de Kagbeni. 
Al fondo, Daulaguiri (8.167 m), Mustang. Nepal

Descenso por el Kali Gandaki con viento y polvo. 
En lo alto el Nilguiri (7.061 m), Mustang. Nepal


El autor con turbante para aislarse del polvo que transporta el viento. 
Al fondo, Nilguiri (7.061 m). Valle del Kali Gandaki. Jomson, Mustang. Nepal

Caminando por el raso pedregal sopla el viento valle arriba, cada día desde las 10 de la mañana. Viento y polvo de desierto.

Calle en Marpa (2.670 m). Valle del Kali Gandaki. Mustang. Nepal

Las calles estrechas de Marpa (2.670 m) se orientan contra esa corriente de aire. Sobre el valle se alza desafiante el Nilguiri (7.061 m). Río abajo hallamos un bosque abierto de sabinas indias con matorral aromático y luego pinos, píceas y cipreses del Himalaya.

Allá por la cota 2.500 el ecosistema forestal se enriquece. La aridez cede ante la frescura de un bosque mixto que suma abundantes tejos, castaños de indias (Aesculus indica), arces, abetos, pequeños rododendros, mahonias (Mahonia napaulensis), hiedras y bambúes de poco porte.

Mahonia (Mahonia napaulensis), Kalopani (2.530 m). 
Valle del Kali Gandaki. Nepal


Infrutescencia de un aro (Arisaema flavum), Kalopani (2.530 m). 
Valle del Kali Gandaki. Nepal

Junto a Kalopani (2.530 m) un peculiar aro (Arisaema flavum) forma una infrutescencia roja que, al decir de un lugareño, hincha la lengua y mata a quien la ingiere. Kalopani se encajona en la base de un gran valle de modelado glacial, como un fiordo noruego verde de coníferas y praderas.


Coníferas, nubes, glaciar y cumbre del Sarpang Dhuri (5.007 m) 
visto desde Kalopani (2.530 m). Valle del Kali Gandaki. Nepal


Desprendimiento de ladera 
entre Kalopani (2.530 m) y Tatopani (1.190 m). 
Valle del Kali Gandaki. Nepal

Marchando hacia Tatopani son frecuentes los desprendimientos y corrimientos de laderas. Entre los 1.600 y los 1.500 metros desaparecen gradualmente las coníferas a favor del bosque subtropical de laurifolios, con helechos sobre las cortezas y otras epífitas.

Por Tatopani (1.190 m) plantan naranjos, arroz y mijo. Nos aguardan los ficus, la humedad, el bochorno y el chirrido ensordecedor de los insectos forestales. En estos lares la marihuana adquiere portes casi arbóreos.

Fachada tradicional en Tatopani (1.190 m). Valle del Kali Gandaki. Nepal


RODODENDROS, NIEBLAS Y ARROZ (1.100-3.190-1.080 m)
A 1.100 metros de altitud el camino cruza el Kali Gandaki y abandona su valle. Sube empinadas escaleras de roca local: cuarcitas, pizarras o micacitas, hasta que a los 2.500 metros dominan los rododendros. Esto es una excepción, pues habitualmente la cota 2.500 acaba con los bosques de rododendros propiciando las coníferas.

Foresta de rododendros cerca de Gorapani (2.860 m). Nepal

En Gorapani (2.860 m) una banda de nieblas favorece a estos rododendros robustos con troncos que adquieren un metro de diámetro. Se mezclan con árboles del género Quercus en bosques de suelo espeso producido a partir de hojarasca. Abundan musgos, líquenes y helechos epífitos.

Amanecer desde Poon Hill (3.190 m), interfluvio del Kali Gandaki y el Modi Kola. Nepal

Este ecosistema alcanza una cota cercana a los 3.000 metros en las laderas de Poon Hill (3.190 m). Por encima crecen abetos (Abies spectabilis). El alto de esta “colina” es un buen mirador sobre el Anapurna I (8.091 m), Anapurna Sur (7.219 m), Hiun Chuli (6.434 m) y el muy sagrado Machapuchare (6.997 m)

Anapurna Sur (7.219 m), Hiun Chuli (6.434 m) y Machapuchare (6.997 m) 
desde Poon Hill (3.190 m). Nepal


Epífitas en bosques subtropicales de niebla, 
cerca de Gorapani (2.860 m). Nepal

Otro camino-escalera deja Gorapani descendiendo entre la foresta de rododendros. Hay luz musgosa en la espesura, alegres cicerbitas azules (Cicerbita macrorhiza) arraigan en los troncos retorcidos.


Cicerbitas azules (Cicerbita macrorhiza
cerca de Gorapani (2.860 m). Nepal


Aguas del Burundi Kola. Nepal

La pérdida de altitud aumenta la biodiversidad. Se suceden arroyos con pozas cristalinas y cascadas. Temerarias pendientes sostienen vergeles que nos devuelven a la cálida vegetación subtropical.

Laderas de arrozal en el descenso hacia Biretanti (1.080 m). Nepal

En las inmediaciones de Biretanti (1.080 m) lo selvático se abre a la claridad de los arrozales. El arroz amarillea en las terrazas. Cinco kilómetros nos separan del asfalto.

Arrozales escalonados cerca de Biretanti (1.080 m). Nepal


NOTA: textos e imágenes corresponden al treking de los Anapurnas realizado en octubre de 1998

CAPÍTULO ANTERIOR:
YAKS, MATOJOS Y GLACIARES (3.440-4.450 m) 
GIGANTES Y ENANOS POR EL TORONG LA (4.450-5.416-3.760 m)


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ESTEPICURSORAS: la carrera de los mil metros valla (o más)

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Cardos corredores (Eryngium campestre) retenidos en una valla cinegética.

Los vientos otoñales promueven carreras campestres nunca atendidas por las noticias deportivas: los cien, mil (o más) metros valla. Y lo de “valla” es literal, cuando ese obstáculo sale al paso de unos corredores de vida vegetal y generalmente sedentaria.

Hablo de los cardos corredores (Eryngium campestre), viejos conocidos de naturalistas, pastores y gentes de campo. Seguramente son los más veloces en este tipo de carrera gracias a su liviana complexión.

Cardo corredor (Eryngium campestre). Planta estepicursora.

Las lluvias de octubre y noviembre, más los contrastes de temperatura y humedad, logran reblandecer el tallo de la planta. Luego, los vientos tiran de su parte aérea hasta arrancarla. Bajo tierra queda un gran rizoma, grueso y robusto. En cierta ocasión observé en el interior de una zanja uno que rondaría 1,80 m de longitud.

Cardo corredor (Eryngium campestre), planta estepicursora atrapada en una valla cinegética.

PISTAS PARA SEGUIR ESTA CARRERA
Las plantas que empuja el viento por los suelos después de haber fructificado se denominan estepicursoras por ser propias de estepas, eriales y grandes espacios abiertos, más o menos llanos o de suave relieve con escasa vegetación arbórea o arbustiva que interrumpa su carrera. Rodar por ellos favorece la dispersión de las semillas.

El cardo corredor es la más común en la península ibérica, pero hay otras especies como el correcaminos o corremundo (Salsola kali) y las candileras o correvientos (género Phlomis).

Un truco para averiguar cuáles son las especies estepicursoras de una zona es mirar, desde otoño y durante el invierno, en hondonadas, al pie de muros o junto a vallas y alambradas, allí quedan frenadas en la meta de su carrera.





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GANSOS en la NIEBLA

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 Gansos en la niebla junto a laguna de El Oso (Ávila). Diciembre 2013 




Gansos en bando,
pastan
por laextensa niebla
de unainciertaestepa.




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DULCES ANTICONGELANTES

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Escaramujo, fruto de rosal silvestre (Rosa sp)

Cada año, muy avanzado el otoño o incluso en invierno, los escaramujos (Rosa spp.) o las majuelas (Crataegus monogyna) mejoran su sabor ofreciendo un insospechado dulzor tras las primeras heladas. Otro tanto sucede con las nebrinas del enebro común (Juniperus communis), las bolitas de la gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) y diversos frutos silvestres.


Frutos de gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)

¿No son el sol y el calor quienes maduran los frutos?
Sí, pero también el frío produce consecuencias similares a una sobremaduración. Temperaturas inferiores a 0ºC pueden congelar el agua de los tejidos vegetales reventando sus células. Como solución hay plantas que incorporan sustancias capaces de rebajar su temperatura de congelación.


Frutos de un serbal (Sorbus mougeotti)

Muchas especies que reposan en inverno acumulan previamente reservas, de ellas obtienen azúcares -principalmente sacarosa- y otros compuestos solubles -como el sorbitol- que sirven de anticongelante. Incluso, si la temperatura baja más de “lo previsto”, esas plantas generan cantidades adicionales de azúcares a partir de su reserva de polisacáridos.


Escaramujos, frutos de rosal silvestre (Rosa sp.)

Experimento casero
Una sencilla experiencia confirma esta producción de dulces anticongelantes: mantengamos un tiempo patatas o zanahorias en la nevera y comprobaremos que su sabor se torna más dulce.



¿Por qué entonces las heladas arruinan los frutos en primavera?
Se ha observado en frutas carnosas que el desarrollo de sus tejidos comporta un alto metabolismo, incapaz de soportar el descenso brusco de temperatura, de modo que se congelan con facilidad ante heladas tardías. Sin embargo, próximo el invierno la mayoría de los frutos cesa su crecimiento y dispone ya de gran cantidad de azúcares para combatir los efectos de las heladas.


Endrinas, frutos de endrino (Prunus spinosa)

Ejemplo extremo
En el Hemisferio Norte los abedules (Betula sp.) son ejemplo extremo de resistencia adaptable al frío: sensibles en verano a temperaturas cercanas a los 0º C se preparan durante el otoño para sobrevivir en invierno a - 80º C


Abedul (Betula pendula) en invierno


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LA SOMBRA DE LA CRISIS es LARGA y ESTRECHA

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Esta imagen fue tomada en la mañana del 21 de diciembre de 2014
El invierno acortó la luz, la debilitó.
Y elevó menos que nunca al sol sobre su horizonte.
Sus sombras se hicieron más largas y estrechas.
Entre tanto, el ciclo solar concluye y comienza.
2015 acortará poco a poco las sombras y, ojalá, las estrecheces.























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SERES HUMOnos

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Sentado junto a la chimenea contemplo los troncos en llamas, sus ascuas, y pienso…

La palabra "humano" se remonta al latín humus, humi que significa suelo o tierra. La tradición judeocristiana y otras atribuyen ese origen a los hombres: seres creados a partir de suelo, arcilla o barro. Pero tan de tierra o humus somos como de humo, pues el fuego también ha sido elemento determinante de la Humanidad.


Hace años, mi amigo Rafael Serra, de la revista Quercus, me comentó lo atávico que resulta el humo de la carne braseada en una hoguera y cómo ese aroma nos conecta con nuestros antepasados prehistóricos. También me hizo pensar.

Las hogueras ahumaron la evolución humana, la de nuestra especie y la de los extinguidos neandertales. El uso del fuego supuso un aporte extra de energía, un recurso extraordinario para aumentar el control sobre el medio natural, la seguridad y supervivencia. Con el fuego transformamos por primera vez los paisajes de nuestra ecología según necesitáramos cocinar, cazar, pastorear o incluso guerrear. Más tarde fuimos capaces de transferir la energía de la llama al agua desarrollando la tecnología del vapor…Aquello fue el inicio de la Revolución Industrial.


La prehistoria y la historia de la Humanidad se cocinaron en torno al fuego, palabra que comparte etimología con fogata, hoguera y hogar. Milenios de culturas humanas se transmitieron por tradición oral, hablando y oyendo historias, dichos, leyendas, mitos, creencias y saberes en torno a la candela doméstica. Así ha seguido siendo en algunos rincones del planeta mientras una parte significativa de la Humanidad se ha desconectado de ese fuego local y colectivo para enchufarse a la civilización autista del televisor, y luego a la individualidad remota y global del ordenador y el teléfono móvil.

Los humanos que hoy entrenan su ocio en videojuegos y redes sociales son más proclives a desvincularse del medio natural. Quizá por ello encuentro hoy menos jóvenes caminando por montes y campos. Su mundo ya es otro, más virtual y ajeno. Recuerdo con nostalgia las acampadas de mi juventud, aquel fuego ahumando al grupo y aunando nuestra comida, risas, planes y sueños.


Desde la noche de los tiempos, la lumbre congregó a los seres humanos, los indujo a compartir y cohesionar su modo de ver y entender el mundo. El fuego forjó la socialización de nuestra especie. Más que leer y escribir, desde el Paleolítico ha sido vital el aprendizaje del fuego: cómo, dónde y para qué hacerlo…Y ahora lo hemos olvidado. Por eso, junto a la chimenea, contemplo los troncos en llamas, sus ascuas, y pienso…en la necesidad de recuperar para nuestros hijos la asignatura pendiente del fuego.



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TECHOS DE NIEVE

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Techo de pizarra. Pirineo aragonés

En paisajes donde la nieve es elemento habitual, las casas se comienzan por el tejado…al menos, en lo referente a su diseño. Porque una cubierta bien adaptada a las condiciones que impone la nieve determina la permanencia de toda la construcción.

Cubiertas diseñadas para nieve. Zagreb (Croacia)

Característica común a todo techo que deba soportar reiteradas nevadas es su acusada inclinación. Ese ángulo ha de situarse entre 45º y 60º, pendientes similares a las que en montaña liberan con facilidad la sobrecarga de nieve. En este asunto, techados y montañas presentan demasiadas similitudes como para descartar que la observación de las laderas inspiró a los habitantes de la montaña su arquitectura local…¡otro tema de estudio para la tapiología!

Refugio de alta montaña. Pirineo catalán

Los copos de nieve son cristales de hielo muy finos con ramificaciones que atrapan aire, de modo que la nieve acumulada en tejados es buen aislante térmico. Siendo así no se debería desalojar, pero existe una simple razón…de peso. La acumulación de nieve tras varias jornadas puede superar el metro de espesor ejerciendo tal presión que comprometa la resistencia de las vigas del techo o incluso lo hunda.

Cabaña con techo de losas cubierto de nieve. Pirineo Aragonés

Techo hundido. Pirineo aragonés

La carga de nieve en las cubiertas depende de diversos factores: la pendiente y su superficie (textura, resaltes, sujeciones), orientación (en relación a umbrías y ventiscas), clima del lugar (alta innivación y temperaturas bajas aumentan la permanencia acumulativa de nieve), calor disipado por la cubierta y localización de la construcción (aislada o rodeada por otras).

Techos modernos con cortanieves. Pirineo Aragonés

Los techados para nieve carecen de tejas curvas, han de ser superficies lisas que permitan un buen deslizamiento: tejas planas, tablillas de madera, losas, pizarras…

Techo de losas de arenisca. Pirineo Aragonés

Techo de escamas cerámicas con rompenieves en la base. Iglesia de San Marcos. Ciudad Alta de Zagreb (Croacia)

Cubiertas diseñadas para nieve. San Lorenzo del Escorial (Sierra de Guadarrama)

Pero esa facilidad para escurrir nieve puede mover pequeñas avalanchas, molestas o incluso peligrosas sobre calles de pueblos y ciudades.

Deslizamiento de nieve húmeda por un alero. Pirineo aragonés

Techos de pizarra con sujeciones para nieve. Pirineo francés

Techos de pizarra. Pirineo catalán

A fin de evitar desprendimientos masivos la arquitectura de la nieve incorporó a sus inclinadas techumbres sistemas de sujeción y fragmentación controlada (cortanieves)…similares a las estructuras insertadas en laderas con riesgo de aludes.

Chalet con techo de pizarra y sujeciones para nieve. Pirineo francés

Techo de escamas cerámicas con sujeciones para nieve. Ciudad Alta de Zagreb (Croacia)

Techo moderno de pizarra con sujeciones y cortanieves. Pirineo Aragonés


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GUIJO-GUIJA...y derivados

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GUIJO-GUIJA...y derivados

Según el Diccionario de uso del español, de M. Moliner, guijo es un “conjunto de piedras menudas que se emplea en la construcción de los caminos”. Equivale a grava y gravilla. Según el Diccionario etimológico de la lengua castellana, de J. Corominas, guijo viene del antiguo aguija o piedra guija. Hacia el año 1.300 se denominaba guija a la piedra pelada o chica. Tanto guijo como guija posiblemente proceden del latín vulgar petra aquílea: piedra aguda. Aquílea a su vez fue una derivación de acúleus: aguijón. Por su parte el Diccionario de la lengua española, de la RAE, define guijo como “pequeño canto rodado” y guija como “piedra lisa y pequeña que se encuentra en las orillas y cauces de los ríos y arroyos”.

Por tanto, los nombres de pueblo o lugares derivados de estas palabras han de corresponderse con parajes en que existan rocas lisas o puntiagudas, o gravas o piedras pequeñas que tengan cierta importancia en la composición de los suelos, como es el caso de los pedregales fluviales.

Al menos existen en España los siguientes municipios relacionados con guijo-guija. En Segovia: El Guijar y Gijasalbas. En Córdoba: Guijo y La Guijarrosa. El Guijo y El Guijillo en Huelva. Nuevamente El Guijo, en Cádiz. Un Navalguijo en Ávila, donde además hay un pueblo denominado La Hija de Dios (la hija como posible derivación de la guija). Un Guijo de Ávila inexplicablemente en Salamanca. Guijo de Coria, Guijo de Galisteo, Guijo de Granadilla y Guijo de Santa Bárbara, todos en Cáceres. Soria y Guadalajara tienen cada una su Guijosa. Casas de Guijarro en Cuenca. El Guijoso en Albacete. Y probablemente con el mismo significado también: Los Guijuelos de la provincia de Ávila y el afamado Guijuelo de Salamanca, más conocido por su chacinería ibérica que por sus piedras.



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PIPKRAKE. Cuando la tierra pare agujas de hielo

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En noches invernales serenas y despejadas se registran heladas fuertes en las montañas ibéricas y tierras altas del interior. Si el suelo contiene suficiente humedad se congela y puede emitir agujas de hielo al exterior. Estas agujas se denominan también pipkrake, algo así como “tubos finos” en sueco. A cero grados centígrados o menor temperatura los cristales helados se mantendrán visibles todo el día siendo más evidentes en cortes del terreno, como bordes y taludes de caminos.

Agujas de hielo (pipkrake) de unos 5 cm de longitud observadas a las 10h 50’ 
a unos 1000 m de altitud en la Pedriza Anterior (Sierra de Guadarrama).


La blancura de este hielo entreverado recuerda al permafrost, el hielo subterráneo de los suelos circumpolares, aunque allí permanece todo el año bajo el terreno.


















Pedriza Anterior y Cuerda Larga (Sierra de Guadarrama), ambientes propicios para formación de agujas de hielo (pipkrake). 



En nuestras latitudes, la formación de agujas de hielo (pipkrake) requiere una temperatura del aire inferior a 0º C mientras que el suelo ha de superar esos 0º C. En tales condiciones la humedad superficial cristaliza y presiona sobre el agua que hay debajo. Esto sucede en una escala muy pequeña siendo los conductos por los que asciende el hielo tan finos como cabellos (capilaridad) agrupados en haces filamentosos. El hecho de que las agujas de hielo presionen sobre el agua del terreno se debe a que el hielo adquiere más volumen y menos densidad que el agua líquida (cuya máxima densidad surge a 3,8 °C y 1 atmósfera de presión).

Agujas de hielo (pipkrake) de unos 5 cm de longitud. 

En función de lo fría que resulte la temperatura exterior y de la temperatura y humedad del suelo, los cristales seguirán empujando sobre el agua del sustrato y elevándose hasta una altura que varía desde unos milímetros hasta 40 centímetros. La altura tiene su importancia porque los cristales elevan granos y partículas del terreno, y tras la fusión del hielo los desprenden. La repetición de esta fluctuación hielo-deshielo altera el microrrelieve del suelo y contribuye a erosionarlo en las pendientes.


Agujas de hielo (pipkrake) elevando el terreno.


Este es un fenómeno común en ambientes periglaciares. En paisajes invernales de alta montaña, no cubiertos de nieve, es posible escuchar un sordo crujido: es el crepitar de la tierra pariendo agujas de hielo. 


MÁS SOBRE SUELOS HELADOS:

FROST-HEAVING. El escalofriante caso de las piedras semienterradas



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DIARIO DE UN PLANTABOSQUES

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DIARIO DE UN PLANTABOSQUES
(Una desbordada ilusión derramada por las umbrías)

Este es el título de un diario novelado escrito por José Luis Deltell, geólogo, naturalista e infatigable plantador de bosques. Pero sobre todo: un viejo amigo con el que aprendí a leer paisajes.

El diario recoge -de modo ameno y poético- su interesante e intensa experiencia en el macizo de Ayllón (sistema central español) durante casi 15 años.

En él descubrimos paisajes y gentes de aquellas sierras y cómo plantar bosques con éxito, sin grandes medios económicos, maquinaria pesada o pistas forestales…”sólo” provistos de Ecología, tenacidad y amor por la Naturaleza.

Gracias a la iniciativa altruista de José Luis Deltell y las gentes que lo apoyaron (protagonistas del libro) reverdecen cada año jóvenes hayas, robles y abedules en nuevos conatos de bosque del macizo de Ayllón.

DESCARGA Y LEE GRATIS aquí:
https://app.box.com/s/svzgym75hygenz5tiofhnasa2upz7yd0 
Edición digital de FRASESFRESCAS / FJ Barbadillo



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GLAUCO. Un color protector

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Entre tantos nombres de colores existe el glauco: un color verde claro, ligeramente azulado. La palabra glauco procede del latín glaucus y éste de un vocablo griego (γλαυκός) que podría traducirse por: color verdemar.


Aunque el color glauco es apropiado hablando de ambientes marinos también lo es al referirse a ciertas plantas, habitantes de la costa algunas y otras de tierra adentro o de montaña.

Tabaco silvestre, tabaco amarillo (Nicotiana glauca)

Plantas de color verde azulado hay más de las que podamos recordar, incluso en ocasiones varía su tono glauco a lo largo del año según las condiciones ambientales. Por hacernos idea de la disparidad de especies glaucas mencionemos la pita, aloe, col, clavel, puerro, lavandas, eucaliptos, drago, genciana amarilla, narcisos, tulipanes…

Pita (Agave americana)

Tartago mayor, lechetrezna (Euphorbia characias)

El detonante de tal coloración se halla en la piel de los vegetales - cutícula vegetal -, compuesta principalmente de cutina y cera. Hay plantas que exudan esa cera recubriendo con ella su piel. Así generan una capa aislante de cera epicuticular que otorga color glauco a hojas, tallos o frutos. Se trata de una pruina que se desdibuja al pasar el dedo.

Echeverias (Echeveria runyonii var. Topsy Turvy)

¿Y de qué se aíslan las plantas glaucas? Básicamente del sol o la sal. Una radiación solar ultravioleta intensa afecta a los vegetales aumentando la oxidación y el envejecimiento de sus tejidos. De modo que la cera epicuticular les sirve a modo de filtro solar y además reduce pérdidas de agua por evaporación excesiva, algo que cabe esperar cuando eres un vegetal y te pasas demasiadas horas expuesto al sol en ambientes más o menos secos…Esto último es vital para especies cuyo diseño en roseta incrementa de por sí el calentamiento.

Echeveria (Echeveria lilacina)

En cuanto a la sal del aire (maresía) que impregna los ambientes costeros y se adhiere a la vegetación, la cera epicuticular aísla a las plantas glaucas del salitre evitando que absorba por ósmosis el agua de su organismo.

Lechetrezna de mar (Euphorbia paralias)



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EL SERBAL, EL SORBITOL y LA INTOLERANCIA

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LOS FRUTOS DEL SERBAL
En pleno invierno sorprende la abundancia de frutos en el serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), conservados perfectamente a la intemperie y dispuestos para servir de alimento a mirlos, zorzales…y hasta 60 especies de aves en Europa, además de zorros, tejones, osos, martas o garduñas. 

El sabor de esos frutos no resulta agradable hasta pasadas las primeras heladas. Entonces se vuelven más dulces gracias a que aumenta su contenido en compuestos azucarados como el sorbitol, que actúan de anticongelante en el fruto. Fue el químico agrícola francés Boussingault quien halló la presencia de este polialcohol de azúcar en el serbal de cazadores y desde entonces se conoce como sorbitol (de Sorbus, género de los serbales). 

Tanto el sorbitol como el ácido parasórbico de los frutos de serbal de cazadores tienen propiedades laxantes, lo que constituye una cierta garantía en la dispersión de las semillas de estos arbolitos.
Ramas de serbal de cazadores (Sorbus aucuparia) con frutos en invierno.


EL SORBITOL y el E-420
El sorbitol existe de modo natural tanto en los frutos del serbal como en otros más comunes en nuestra dieta (manzana, pera, cerezas, melocotones…). Igualmente lo contienen las hojas de algunas plantas de las familias Rosáceas y Plantagináceas, y las algas rojas…Pero también llega a nuestro organismo fabricado industrialmente mediante hidrogenación de la glucosa. Este sorbitol se utiliza como humectante, emulsionante, estabilizante o edulcorante y está incrementando su presencia en productos de alimentación que se consumen a diario: dietéticos “sin azúcar”, panadería, bollería, confitería, pastelería, helados…y en algunos medicamentos. Como aditivo también se registra en las etiquetas con la referencia E-420

Sorbitol industrial, empleado como aditivo o excipiente.


LA INTOLERANCIA AL SORBITOL
Es posible que numerosas personas sufran a diario las desagradables consecuencias de ingerir más sorbitol del soportable. Me refiero, por ejemplo, a una súbita diarrea flatulenta que puede sobrevenir una media hora después de haber ingerido el desayuno. Aun no descartando otras causas debe considerarse la intolerancia al sorbitol. Nuestro organismo metaboliza lentamente este compuesto y la mayoría de las personas son intolerantes a partir de una dosis de 10 gr. Si junto con el sorbitol que puede contener el bizcocho o las magdalenas del desayuno se ingiere frutas o sus zumos, que contienen fructosa, los problemas aumentan pues el sorbitol dificulta la absorción de la fructosa (que normalmente no es tolerada por un 40% de los humanos). 

El sorbitol no absorbido en el intestino delgado pasa a fermentar en el intestino grueso y provoca una irritación que concluye en diarrea. Liberado el intestino desaparece la irritación...hasta volver a ingerir suficiente sorbitol. 

Posiblemente esta indeseable reacción por mala absorción intestinal del sorbitol no ha sido suficientemente detectada entre la población. La mejor manera de prevenirla es leer cuidadosamente las listas de ingredientes en los productos y evitar aquellos que lo contienen.
Serbal de cazadores (Sorbus aucuparia) con frutos.


…Y A PROPÓSITO DEL SERBAL DE CAZADORES
No suele elevarse más de 10 m. Es un arbolillo de hoja caduca, copa redondeada, y hojas compuestas por 10 a 14 hojuelas en forma de punta de lanza, con bordes aserrados, que en otoño pueden llegar a tomar un color rojo anaranjado muy llamativo. 

Frutos poco mayores que un guisante, rojo vivo o rojo anaranjado, que comban las ramitas según maduran hacia septiembre u octubre. 

Se distribuye por la mayor parte del territorio europeo, por el oeste y norte de Asia. Alcanza Islandia y Groenlandia. En la Península Ibérica aparece con más frecuencia en montañas de la mitad norte, y tiene alguna presencia en Sierra Nevada. 

El nombre científico del serbal de cazadores es Sorbus aucuparia. Sorbus se relaciona con el término céltico sor, duro, y con mel, manzana. Mientras que aucuparia procede del latino aucupor, cazar aves, pues sus frutos se emplearon tradicionalmente de reclamo para cazarlas.

Serbal de cazadores (Sorbus aucuparia). Hojas de otoño.


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PINOS PIÑONEROS y agujas desechables

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Pino piñonero (Pinus pinea)

Se dice que las hojas de los pinos tienen forma acicular porque parecen agujas. Cada especie posee agujas de diferente longitud y características. Incluso, durante los primeros años de vida los pinos –y algunas otras coníferas- desarrollan hojas juveniles antes de generar las definitivas.

Pino piñonero (Pinus pinea) germinando de semilla o piñón.

El piñonero (Pinus pinea) es uno de los pinos con más contraste entre forma, color y longitud de sus hojas juveniles y adultas. Las agujas del árbol desarrollado son de color verde y miden entre 10 y 15 (20) cm, brotando por pares.

Hojas adultas de pino piñonero (Pinus pinea)
Sin embargo, las agujas juveniles son solitarias, más punzantes y duras, de color verde azulado (glauco) y de tan sólo 2 a 4 cm de largo. Quien no lo sepa difícilmente distinguirá un pequeño pino piñonero y quizá lo confunda con un enebro oxicedro (Juniperus oxycedrus).

Hojas juveniles de pino piñonero (Pinus pinea)

¿Qué consecuencias trae esa diferencia? Las hojas juveniles son de color glauco por estar revestidas de ceras que actúan como filtro solar y reducen la evaporación excesiva. Son agujas cortas y picudas, menos apetecibles a los herbívoros, más resistentes al calor y sequedad estival propios de ambientes mediterráneos donde habita el pino piñonero.

Porte de pino piñonero joven (Pinus pinea)














Se trata de un diseño para la supervivencia juvenil hasta que el árbol desarrolle una raíz suficiente que garantice el acceso a un mínimo de humedad del suelo durante el verano.

Hojas juveniles y adultas en pino piñonero joven (Pinus pinea)

Supuestamente las hojas adultas se alternan con las juveniles a partir del cuarto o quinto año de vida del pino piñonero…Pero lo cierto es que en un mismo monte puede observarse ejemplares de medio metro de alto que empiezan a producir hojas adultas manteniendo las juveniles mientras otros hacen lo mismo tras superar 1’50 m. Es evidente que la razón, más que en la edad de los pinitos, se halla en el sustrato y su humedad.

Pino piñonero muy joven (Pinus pinea) con hojas juveniles y adultas.

Pino piñonero joven (Pinus pinea) sólo con hojas juveniles.

También se advierte la existencia de piñoneros que en una misma rama suceden, de abajo arriba: hojas juveniles de una temporada, hojas adultas de otra posterior y finalmente hojas juveniles más recientes. Ello nos pone en la pista de una posible “marcha atrás” o reversibilidad entre las formas juvenil y adulta de las hojas del pino piñonero. Así, cambios ambientales drásticos (años húmedos y otros muy secos) inducirían la alternancia de una u otra forma, lo cual resulta adecuado frente a la incertidumbre hidrológica del mundo mediterráneo (irregularidad en sus precipitaciones interanuales y episodios plurianuales de sequías o de máximos de lluvia)

Pino piñonero joven (Pinus pinea) observado en septiembre de 2012

El mismo pino piñonero joven (Pinus pinea) observado en septiembre de 2014 
tras soportar sequía aumentó la proporción de hojas juveniles.


Y, para afinar aún más, es posible encontrar jóvenes piñoneros (1’5 m aprox.) que en años secos forman hojas de tipología adulta pero tan cortas como las juveniles (2’5-3 cm de largo). Esto parece confirmar que la humedad disponible sea el factor determinante de “la mayoría de edad” en estos árboles.

Pinos piñoneros con hojas juveniles y adultas, pero además: reversibles, regulables y desechables. Recurso determinante para la pervivencia de estos árboles en nuestros paisajes mediterráneos.

Paisaje ibérico cubierto por pinar de pino piñonero (Pinus pinea)


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El arraigo de la genciana

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Genciana mayor (Gentiana lutea)

Entre la grandes hierbas (megaforbios) que crecen en las montañas ibéricas destaca la genciana mayor (Gentiana lutea)*, de vistosa floración amarilla, anaranjada o rojiza sobre altos tallos erguidos y hojas de nerviación muy marcada. Hojas y flores son respetadas por el ganado, pero la parte oculta de la planta -un tallo subterráneo o rizoma- fue recolectada por los humanos hasta casi el exterminio debido a sus propiedades tónico estomacales y aperitivas manifiestas en un intenso amargor útil, por ejemplo, para fabricar el bitter (“amargo” en inglés).

Tallo subterráneo (rizoma) de genciana mayor (Gentiana lutea)

El rizoma de la genciana mayor no es poca cosa, alcanza 1 m de largo y puede superar los 5 kilogramos. En él almacena sustancias de reserva que permiten a la planta sobrevivir oculta en otoño-invierno y rebrotar en primavera. El rizoma emite raíces que captan agua y minerales agarrándose al terreno tan profunda y eficazmente que los recolectores de otros tiempos debían valerse de picos y herramientas para extraerlo.

La genciana mayor arraiga en terrenos de montaña más o menos pedregosos, que drenen el exceso de agua y a la vez mantengan una cierta humedad. Esto es relativamente fácil en las montañas de la mitad superior peninsular, pero se complica en el sistema Central y Sierra Nevada. En la Sierra de Guadarrama, por ejemplo, la genciana mayor suele aparecer en cotas superiores a 1.700 m y restringida a orientaciones umbrías o zonas con persistente acumulación de nieve.

Genciana mayor (Gentiana lutea) a finales de septiembre. Sierra de Guadarrama.

En el Parque Nacional de Guadarrama –como en otras montañas- experimenta hoy una recuperación espontánea tras el abandono de su recolección. Así, cada vez resulta más frecuente recolonizando sus territorios históricos. En esta sierra de Guadarrama prospera en praderas muy pedregosas, a veces en precarios pastizales sobre canchal, como es el caso que nos ocupa…

Al fondo: canchales con praderas pedregosas donde habita la genciana mayor 
(Gentiana lutea). Sierra de Guadarrama.

El 6 de junio de 2015 recorriendo uno de esos pedregales observé -a unos 2.100 m de altitud- gencianas iniciando el rebrote anual. Emergían de una pradera de canchal en la que advertí un curioso fenómeno: parte de la pradera había sido arrasada por el agua, pues se embarró y deslizó dejando huecos entre los rizomas de las gencianas capaces de retener suelo a su alrededor. Del herbazal desaparecido sólo quedó un sustrato terroso entre el pedrerío.

Brotes anuales de genciana mayor (Gentiana lutea
en pradera pedregosa sobre canchal. Sierra de Guadarrama.

Tallos florales viejos (palos secos) y brotes anuales de genciana mayor 
(Gentiana lutea) en ladera pedregosa de canchal con deslizamiento 
de tierra por sobrecarga de agua. Sierra de Guadarrama.

¿Cómo pudo sufrir una “riada” sólo un fragmento de la pradera rocosa? La respuesta debe estar relacionada con varios hechos: 

 1. La pradera se ubica en el tramo superior de un canchal

 2. En este canchal y por encima de él se mantienen más tiempo manchones de nieve (neveros) que funden lentamente escurriendo su agua entre las piedras hacia el fondo de la ladera. 

 3. En la primera mitad del mes de mayo (2015) se registró una ola de calor que disparó las temperaturas hasta valores de pleno verano acelerando la fusión de la nieve, luego llegaron las tormentas…

En el tramo señalado desapareció parcialmente la pradera pedregosa. Sierra de Guadarrama.

Zona de surgencia de agua por sobrecarga de canchal. 
Restos de pradera pedregosa con genciana mayor (Gentiana lutea). 
Sierra de Guadarrama.

En consecuencia, el canchal pudo saturarse de agua que brotó por una zona nada habitual: la pradera pedregosa. Ese lugar presenta agujeros en la tierra por donde debió aflorar el agua. Un retazo de pradera desapareció, pero las gencianas permanecen y siguen rebrotando de su raigambre.

Brotes de genciana mayor (Gentiana lutea
sujetan tierra de pradera pedregosa erosionada por sobrecarga de agua en canchal. 
Se aprecian posibles huecos de surgencia del agua.



* Distribución de genciana mayor en España: 
Pirineos, Montes Vascos, Cordillera Cantábrica, Macizo Galaico, Montes de León, Sistema Ibérico septentrional –sierras de la Demanda, Urbión, Cebollera–, centro de la Península Ibérica (desde la sierra de Estrela hasta la de Ayllón en el sistema Central) y Sierra Nevada.
Según Flora Ibérica: 
http://www.floraiberica.es/floraiberica/texto/pdfs/11_130_01_Gentiana.pdf


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CEREZO...y derivados

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CEREZO...y derivados

El nombre del cerezo (Prunus avium) deriva del latín vulgar ceresia y del latín clásico cerasium. Este árbol, muy popular, bautizó a numerosos pueblos de la geografía ibérica con las diversas variantes vernáculas de su nombre.

Expresan singularidad: 

Cerezo, en Cáceres. El Cerezo, en Salamanca, Ávila y Jaén. Cerezo de Mohernando, en Guadalajara, y Cerezo de Riotirón en Burgos. La Cirera, en Tarragona. En Huesca, Ceresa, Cerésola y Ceresuela. Cereixo, en Lugo. Cerejo y Cerdaira, en Portugal. Y los segovianos Cerezo de Arriba y Cerezo de Abajo.

Aluden a la presencia de un conjunto de cerezos:

Cereceda, en Asturias, Burgos y Guadalajara. Cereceda de la Sierra, en Salamanca. Cerecedo, en León. Cerceda, en La Coruña. En Madrid hay otro Cerceda y un Cercedilla. Siete Cerdeira se reparten entre Pontevedra, Orense, La Coruña y Portugal. Cerecinos de Campos y Cerecinos delCarrizal, en Zamora. Cereixal y Cereixido, en Lugo. Cerejais, en Portugal. Cerezal, en Cáceres y León. Cerezal de Aliste, en Zamora, y los Cerezal de Peñahorcada y Cerezal de Puertas en Salamanca. León cuenta con Cerezales del Condado. Y Teruel con Los Cerezos.


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APUNTES DEL PAISAJE: costa cántabra

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PENÍNSULA CON VOCACIÓN DE ISLA

(1) Avanzadilla de la costa rocosa. Muy expuesta a la acción erosiva del oleaje, constituye la punta de un pequeño cabo que se adentra en el mar. Aunque unida al perfil litoral por un estrecho istmo ecológicamente funciona casi como islote, como delata su perímetro: modelado por olas que han suavizado el relieve hasta asemejarlo con el lomo de una ballena. Sólo persiste vegetación en su zona más alta, el resto de la superficie sufre la salpicadura del agua salada, factor muy limitante para las plantas.

(2) El pequeño corredor rocoso que conecta la península al resto de la costa (istmo) sufre un acelerado desgaste por ambos laterales. Su tramo central más bajo se ubica dentro de la franja de la zona mareal, de modo que queda prácticamente cubierto por las aguas aislando a su península dos veces cada 24 horas, 50 minutos y 28 segundos (día lunar).


ZONA MAREAL

(3) Diferencia de los niveles alcanzados por el agua entre las mareas alta y baja. Se percibe especialmente en estos roquedos calizos por una franja oscura totalmente expuesta durante la bajamar. La máxima oscilación entre el nivel de la marea alta y el de la baja es de 4,5 m y se registra durante las mareas vivas (Luna llena o Luna nueva), especialmente en las coincidentes con la entrada de la primavera (equinoccio de primavera) en marzo.















¿A DÓNDE LLEVA ESE CAMINO?

(4) Aparentemente a ninguna parte y sin embargo es importante. La civilización del automóvil goza de acceso preferente. Buena parte de los visitantes de la zona llegan hasta aquí con sus bártulos playeros. El pueblo cercano se queda pequeño para tanto coche y esta vía permite acercarse más a la costa...caminando lo menos posible. Si el tiempo es lluvioso funciona como atalaya para contemplar el mar sin salir del vehículo.

(5) Obsérvese el emplazamiento del aparcamiento: una altura rocosa cubierta de herbazal a salvo de salpicaduras marinas, tan corrosivas para la vegetación como para la carrocería de los automóviles.



PRADOS Y HUERTOS

(6)Pequeñas parcelas sobre áreas con suelo algo desarrollado. El clima lluvioso, incluso en verano, minimiza los riegos y permite huertos de autoabastecimiento donde mejor tierra hay.

(7) Los prados fueron creados para uso ganadero. Al abandonarse el pastoreo o la siega del heno se observa cambios en el color de la vegetación que se torna parda en invierno, así sucede en los terrenos a la izquierda del camino principal.

OLEAJE

(8) Tres frentes de olas en dirección a la playa. En el primero se rompe la ola y por detrás se percibe turbidez. La energía que desprende la ola al tocar los fondos arenosos hace que éstos se revuelvan. El frente avanza luego con menor intensidad, la ola pierde su energía y se desvanece sobre la rampa de la orilla arenosa. 

Considerando que la mar está en calma con fondos cercanos a la playa algo removidos y siendo muy patente la franja oscura de la zona mareal…puede deducirse que en estos momentos se inicia una nueva subida de la marea.

El Mar Cantábrico sigue el régimen de mareas característico del Océano Atlántico: mareas con dos pleamares y dos bajamares que en un día lunar marcan los niveles máximo y mínimo. Cada marea dura unas 6 horas, siendo el ciclo de subida y bajada de aproximadamente 12 horas.



PLAYA

(9) Formada por aportación de arena mediante el oleaje. Aquí se deposita en un entrante del mar. Los granos gruesos son descargados al borde de la orilla, mientras que los finos alcanzan el interior. Es una consecuencia de la pérdida de energía que sufren las olas cuando acceden al litoral.

(10) La porción de arena oscura indica, frente a la pequeña porción más clara, la superficie de playa que inundan las mareas altas. Aunque quede expuesta al aire la arena contiene un alto grado de humedad que da ese tono oscuro.



DUNA FIJA Y ARENAL DE LADERA
Los vientos dominantes, procedentes del mar, arrastraron la arena hasta formar una duna de considerable altura (11) y un arenal de ladera(12) adosado a una pendiente rocosa. Actualmente sus arenas quedan fijadas por la vegetación aunque la existencia de caminos -incluso de motos- y otras huellas humanas abren brechas inequívocas.

La abundancia de lluvia a lo largo del año favorece el lavado de la arena, que así pierde el alto contenido salino de su superficie. Gracias a un clima atlántico húmedo y suave la vegetación coloniza más rápidamente el sustrato arenoso.

ENTRANTE DE MAR
(13) En la costa cantábrica suelen coincidir con desembocaduras fluviales en rías o estuarios.

CORNISA COSTERA
(14)Zócalo entre el mar y las primeras estribaciones de la Cordillera Cantábrica. En su planicie encuentran asiento pequeños pueblos, prados, huertos y retazos del primitivo bosque de encinas (Quercus ilex subsp. ilex) Las encinas, bajo clima atlántico, quedan asociadas a las rocas calizas que permiten un eficaz drenaje del suelo.

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RETUERTA…y similares

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RETUERTA…y similares

Retuerta y otros topónimos similares proceden del latín rivi torta que significa ”río torcido”.

El nombre de Retuerta lo comparten al menos tres pueblos españoles, todos coinciden en estar ubicados en la ribera de un curso de agua que traza una evidente curva. Hay un Retuerta a orillas del río Arlanza (Burgos), otro junto a un arroyo tributario del Tormes (Ávila) y un tercero junto al Duero (Valladolid).

Existe además un Retuerta del Bullaque junto al río del mismo nombre (Ciudad Real), varios Retorta (Orense y Portugal) y un Retuerto (León) que concuerdan con el mismo tipo de emplazamiento geomorfológico elegido por sus pobladores.


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VENDIMIANDO UVAS…Y LEVADURAS

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Manos recias cortan racimos de uva empuñando garillos o tranchetes durante la vendimia, labor fatigosa y necesaria para lograr el nuevo vino.

Además de uvas y vendimiadores se requiere la presencia de levaduras, hongos microscópicos que producen la fermentación del mosto y que vivieron en invierno en el suelo. En verano, insectos y viento las depositaron sobre la pruina de las uvas, ese recubrimiento céreo semejante a polvo. Ahora, en otoño, las levaduras habitan los racimos, los hollejos y el zumo de la uva.


Cepa de vid con uvas tintas.

Aunque se conoce más de 70 especies de levadura al menos el 90% de las presentes en el mosto son Saccharomyces ellipsoideus, Kloeckera apiculata y Hanseniaspora uvarum. Otros géneros comunes de levaduras silvestres asociadas a la elaboración del vino son Candida, Metschnikowia, Pichia...Estas levaduras del terreno pueden dar vinos de calidad pero el resultado final resulta impredecible por lo que numerosas bodegas controlan su fermentación utilizando levaduras cultivadas, la más habitual es la levadura de la cerveza (Saccharomyces cerevisiae).

Cepa de vid.

Una gota de mosto en fermentación contiene unos 5 millones de levaduras. Hay que emplear microscopios de 600 a 900 aumentos para verlas. Las levaduras se alimentan de la alta proporción de azúcares contenida en las uvas y que transforman en alcohol etílico o etanol y gas carbónico (C02), sustancias de desecho para ellas y que para nosotros constituyen el vino. Si la fermentación del mosto alcanza entre 15 y 16 grados alcohólicos el etanol resulta nocivo a las levaduras y paraliza su actividad.

Durante el proceso de fermentación la temperatura del mosto marca hasta 18ºC para vinos blancos y hasta 29ºC en los tintos. Se controla según el tamaño del tanque de fermentación (más pequeño: menos temperatura) o mediante sistemas industriales de enfriamiento.


GRAN RESERVA:
La ingente riqueza vinícola que hoy conocemos se cosecha gracias a la reserva de biodiversidad de nuestro planeta, expresada también en sus variedades de uva y levaduras.


Cepa de vid.

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MURTA…y similares

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MURTA…y similares

Del griego myrtos derivaron el latino myrtus y el castellano mirto. El mirto o arrayán (Myrtus communis) es un arbusto aromático de la familia de las mirtáceas que se cría espontáneamente en las cercanías del litoral mediterráneo, desde Gerona al estrecho de Gibraltar, también en Baleares, en las tierras bajas del Guadiana y Guadalquivir, extremo occidental de Sierra Morena y zonas de Portugal.

Sinónimo castellano de mirto es murta, nombre que igualmente se le da en Galicia, Portugal y Cataluña. En Portugal y Galicia se conoce además como murtra, mirta, miltra y murteira. En catalán también se llama murter, murtera, murtra, murter y murtrera.

La Murta es un pueblo de Murcia, al igual que Las Murtas y Murtas. El mismo nombre de la ciudad de Murcia (derivado de Myrtea, Murtea, o Murtia) se relaciona con abundancia en mirtos. Hay también un Murtas en Granada. En Portugal existen Murta, Murteirinha, tres localidades denominadas Murteira, y un Murtede y una Murtosa que probablemente estén relacionados con el mirto. En Huelva, Los Murtales. Y Es Murtera en la isla de Mallorca.


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